México cuenta con una larga tradición de asilo político de la que se han beneficiado españoles republicanos durante la guerra civil de aquel país, personas que huyeron de las dictaduras sudamericanas durante la segunda mitad del siglo XX, ciudadanos soviéticos y víctimas de la Guerra civil en Centroamérica ocurrida en los 80 y 90.
Ahora se suma a la lista de personalidades que ha recibido asilo político en México, Evo Morales, expresidente de Bolivia, quien renunció el domingo pasado a su cargo, presionado, según él mismo dijo, por el Ejército boliviano y tras largas jornadas de tensión y violencia en su país.
¿Cuándo inició la tradición de México de otorgar asilo político?
El asilo político que otorga México se basa en un acto humanitario, que no debe entenderse como señal de aprobación o desaprobación de las figuras que lo reciben, mucho menos de hostilidad a ningún gobierno extranjero. México inició lo que ya es una tradición en 1853, cuando firmó en conjunto con Colombia un tratado de no extradición por delitos políticos.
Dicho tratado fue recordado por el canciller Marcelo Ebrard al hablar del caso de Evo Morales:
El otorgamiento de asilo es un derecho soberano del Estado mexicano que va acorde con sus principios normativos en política exterior". Marcelo Ebrard, canciller mexicano.
Además, dos ordenamientos en el marco jurídico internacional sustentan el otorgamiento de asilo: la Convención sobre Asilo de La Habana de 1928 y la Convención sobre Asilo Diplomático firmada en Caracas en 1954. La legislación mexicana también reconoce el otorgamiento de dicha figura de protección en la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político de 2011.
Ciudadanos de países como España, Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, El Salvador y Guatemala, son algunos de los beneficiados del asilo político en México.
¿Qué personalidades ha recibido asilo político en México?
- El escritor y político cubano José Martí. Llegó desde España, donde había sufrido pena de exilio, impuesta por el gobierno colonial, como castigo por su actividad independentista en Cuba.
- El ideólogo soviético León Trotsky. Exiliado de la Unión Soviética desde 1929 y perseguido por Stalin, Lev Davídovich Bronstein, mejor conocido como Trotsky, vivía un largo peregrinaje por Europa temiendo por su vida cada vez que bajaba de un ferrocarril, cuando en 1936 solicitó al presidente Lázaro Cárdenas el asilo político. La situación no era sencilla. Rusia exigía con mano dura la deportación de Trotsky a cualquier nación que pisara. Estados Unidos rechazó la concesión del asilo. Su cercanía con el general Francisco J. Múgica, hombre de toda la confianza del presidente Lázaro Cárdenas, y su propia reputación de artista de primer nivel, jugaron a favor de Trotsky.
- Hortensia Bussi, esposa de Salvador Allende, presidente de Chile. El Gobierno de Luis Echeverría en 1973, ante el golpe de Estado de Augusto Pinochet en Chile, envió un avión en busca de la viuda del derrocado presidente Salvador Allende.
- La Nobel guatemalteca Rigoberta Menchú. La lideresa maya-quiché fue desplazada de su pueblo en Guatemala luego de que su familia fuera brutalmente atacada, su padre asesinado y sus hermanos, secuestrados. Para escapar a la represión se exilió en México, donde publicó su autobiografía; recorrió el mundo con su mensaje y consiguió ser escuchada en las Naciones Unidas. En 1988 regresó a Guatemala, protegida por su prestigio internacional, para continuar denunciando las injusticias. En 1992 fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz.
- El director de cine español Luis Buñuel. El golpe de estado franquista sorprendió a Buñuel en Madrid, sin embargo, siempre permaneció fiel a la Segunda República y se marchó a Francia para trabajar con la propaganda. Meses antes de terminar la guerra, le pidieron que dejase París y se marchase a Hollywood para asesorar en las películas sobre el conflicto, pero al llegar a Los Ángeles se encontró con que Washington prohibía cualquier filme sobre el tema. Buñuel se quedó sin trabajo ni dinero para volver a Francia. El destino lo llevó a México, donde le ofrecieron dirigir una versión cinematográfica de La casa de Bernarda Alba, aunque el proyecto se frustró, se quedó y hasta se nacionalizó mexicano.