Un equipo de arqueólogos descubrió una vivienda construida poco después de la Conquista de México entre los muros de un edificio del siglo XIX, ubicado en el número 17 de la calle Justo Sierra, en el Centro Histórico de la capital del país.
Mediante un comunicado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que la casa, cuyas adaptaciones son de manufactura indígena, debió ser ocupada por españoles durante el periodo virreinal temprano (1521-1620 d. C).
El hallazgo se produjo en un inmueble que data de 1870, colindante al este con la sede de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y al poniente y al sur con la Zona Arqueológica del Templo Mayor.
Casas de aliados de Cortés
La casa está hecha con materiales constructivos reutilizados tras la destrucción de los basamentos y pisos mexicas, consistentes en lajas de basalto, bloques de andesita y sillares de tezontle.
El arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez indicó que dichos materiales sirvieron para la edificación de las nuevas casas de los aliados de Hernán Cortés, a pocos años de la caída de Tenochtitlan, el 13 de agosto de 1521.
A 2.70 metros de profundidad, los arqueólogos hallaron una escalinata en buen estado de conservación, adosada a un muro de 1 metro de anchura, roto y de aristas ochavadas, la cual servía de acceso lateral a la vivienda.
¡Es una maravilla! porque estamos observando su clara manufactura por parte de mexicas sobrevivientes, pues este par de escalones formados con bloques de basalto y el muro, preservan un fino estuco de cal y arena, de hechura típicamente indígena; pero el patrón arquitectónico de esta vivienda ya es netamente europeo". Raúl Barrera Rodríguez, arqueólogo
Detectan continuidad de técnicas
Los arqueólogos explicaron que los vestigios hallados denotan la continuidad de técnicas constructivas indígenas, pero ya bajo los patrones arquitectónicos renacentistas.
Aunque Tenochtitlan cayó, los españoles tenían el temor de una insurrección, y esa precaución se nota en la hechura y grosor de los muros de la casa construida en los primeros años posteriores a la conquista española. Raúl Barrera Rodríguez, arqueólogo
- Las aproximadamente 170 hectáreas de la zona devastada de Tenochtitlan equivalían a una cuarta parte de la ciudad y, contrario a lo que pudiera pensarse, la destrucción de sus edificios no fue inmediata: tan sólo el Templo Mayor, el de mayor volumen, aún estaba en demolición hacia 1541.
Luego de los trabajos de excavación arqueológica en el predio del hallazgo, los especialistas darán paso a la investigación histórica y al estudio de los materiales recuperados, indicó el INAH.