En México, durante la presente pandemia del coronavirus, las trabajadoras del hogar fueron unas de las primeras personas en ser despedidas de sus empleos o mandadas a sus casas sin goce de sueldo, esto es lo que afirma Marcela Azuela Gómez, coordinadora del "Colectivo Hogar Justo Hogar", según una publicación de la Universidad Iberoamericana.
Azuela explica que muchas de las trabajadoras del hogar son jefas de familia que en algunos casos se encargan de cuidar a sus padres y madres, que son adultos mayores, por lo que haber sido despedidas a causa de la contingencia por el COVID-19 las ha llevado a vivir en condiciones precarias, dada la dificultad para sacar adelante a sus familias.
Por otro lado, indica, están las trabajadoras a las que sus empleadores no les permitieron quedarse en casa, con el fin de que se queden con ellos toda la cuarentena, durante la cual están laborando muchas horas más que antes, debido a las nuevas medidas de higiene.
Incluso, algunas se han quedado a trabajar también los domingos; por lo que no están descansando, aseguró Marcela Azuela, quien además dijo que entre las trabajadoras del hogar también hay muchas en riesgo de contraer el coronavirus; por ser adultas mayores, tener enfermedades cardiovasculares o diabetes.
Aunado a esto, la coordinadora del "Colectivo Hogar Justo Hogar" menciona que, en México, las trabajadoras del hogar son personas que viven múltiples situaciones de discriminación: por ser mujeres, por tener un nivel educativo casi siempre bajo y por tener un nivel económico bajo también.
Y que sólo el 1% de todas las personas dedicas al trabajo doméstico poseen seguridad social, a pesar que el 30 de marzo de 2019, con motivo del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, en México se dio a conocer un programa piloto para que este sector de la población pueda acceder a la seguridad social, con los mismos derechos y garantías que otros trabajadores, sin embargo, la mayoría continúa trabajando en la informalidad.
Por ello, Azula recomienda actuar de la manera más justa posible con ellas, además de procurar acercarles información sobre la contingencia, en un lenguaje claro y sencillo; evitar obligarlas a cuidar a personas con síntomas o afecciones respiratorias; no propiciar que descuiden a sus propias familias por atender la de su empleador y hacer equipo con ellas para cumplir de la mejor manera con las medidas básicas de higiene.