Moisés Merlín trabajó como agente de Seguridad Física en Petróleos Mexicanos, casi cuatro años. Es Capitán del Ejército Mexicano en retiro. Sin embargo, más allá de custodiar ductos e instalaciones, asegura que fue obligado a inhabilitar indebidamente, tomas clandestinas que en su momento fueron utilizadas por huachicoleros para robar combustible.
En entrevista con Uno TV, Moisés Merlín destaca que uno de los objetivos "era borrar simplemente evidencia para restar o minimizar, o al menos engañar a quien debieran... que la existencia de tomas clandestinas había disminuido".
El reciente asesinato del Capitán Tadeo Lionel Alfonzo Rojas, jefe de Seguridad Física en Salamanca, Guanajuato, lleva al exagente Merlín a romper el silencio y revela la manera en que son obligados a bloquear válvulas clandestinas. Algo que, afirma, está fuera de sus funciones como agentes y además ponen en riesgo sus vidas.
"Considero que sí tiene algo que ver, ya que era una persona impetuosa y dedicada al trabajo. Posiblemente, considero, que sí se haya empeñado en disminuir o en hacer uso de ese acto ilegal, y pues que haya afectado a los delincuentes, al estar también ordenando u autorizando la inhabilitación de las tomas clandestinas". Moisés Merlín
Agrega que la inhabilitación de tomas clandestinas, no era reportada oficialmente a PEMEX y los agentes manipulan esas válvulas, sin consentimiento del Ministerio Público, lo cual constituye un delito.
Afirma que "desde el momento en que, como agente de seguridad física, nos encontramos escarbando en el área donde se encuentra la toma clandestina, ya es motivo para que cualquier autoridad en el ámbito que sea, nos pueda detener".
Para cumplir con la encomienda, los agentes dejan las armas y solo se les dota de herramientas, propias de albañilería o plomería. Esto los mantiene en posición vulnerable, para enfrentar a los ladrones de hidrocarburos. Quienes constantemente los amenazan de muerte.
Según un reporte interno de PEMEX, un grupo armado interceptó a Moisés Merlín y a quienes integraban su célula de trabajo, en Tierra Blanca, Veracruz. Con armas largas les exigieron que dejaran de bloquear tomas, de lo contrario serían asesinados. En ese momento, sólo uno de los agentes de seguridad física portaba una pistola; así que se vieron sometidos por los delincuentes.
En febrero de 2017 el entonces agente Merlín se negó a seguir con esta práctica, en consecuencia según relata, fue orillado a dejar su cargo en PEMEX. Acudió a denunciar ante la Procuraduría General de la República (PGR) la manera en que lo obligaban a alterar las tomas clandestinas, sin embargo no obtuvo respuesta.