Es la emblemática calle de Mesones en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde pese al miedo y desde un viejo edificio, se intenta que los oficios ejercidos por años no desaparezcan adaptándose a la nueva normalidad.
Así lo hace Miguel Ángel Velázquez que con lentes y cubrebocas da una segunda vida a los hornos de microondas. Busca no solo su protección, también la de la clientela y por ello intenta hacer la reparación más rápido, para que no permanezcan mucho tiempo en el local.
Desinfecta sus manos constantemente y además ha colocado una barrera de acrílico para mayor protección.
Con muchas precauciones empezamos a recibir a los clientes que venían aquí". Miguel Ángel Velázquez, técnico en reparación de electrodomésticos
En ese mismo edificio de Mesones, al fondo, pero a puerta cerrada, suenan los tambores y triángulos que Alberto Juárez fabrica donde por el momento laboran solamente dos personas, ambos con cubrebocas y lavado de manos constante.
No nos quedó de otra más que usar las redes sociales para ofrecer nuestros servicios" Alberto Juárez, reparación y fabricación de instrumentos musicales
Hecha una compra, el contacto con los clientes es solo vía telefónica y la entrega se hace por paquetería, además Alberto desinfecta el producto antes del envío.
En las afueras del edificio, José Manuel López con careta y doble cubrebocas ofrece tortas y café, va "armado" con gel y alcohol con agua.
Y aunque la nueva normalidad implica rostros cubiertos, el gusto por sus oficios se refleja en su adaptación al cambio.