Más allá de hechos y declaraciones que hablan de otra crisis migratoria, algunos indocumentados centroamericanos que han logrado burlar a la autoridad suelen quedarse a sobrevivir a la mitad del camino.
En el municipio de Tultitlán, Estado de México, a mil kilómetros de la frontera con Estados Unidos, los migrantes se esconden no solo de la policía sino de la delincuencia por igual.
Algunos hondureños buscan llegar a Estados Unidos, pero tienen su propia ruta, afirman que las caravanas no son garantía y decidieron dejar al grupo e ir por tren después de ingresar por Chiapas.
- Mauricio es migrante hondureño y asegura que en las caravana, los detienen "ahí la federal, la estatal y la migración"; Luis afirma que hay gente "mala" mezclada en la caravana
Deambulan en el Valle de México, muy cerca de las vías férreas que les permitieron llegar; unos han sido asaltado y a otros los obligaron a pagar un boleto por viajar sobre el tren.
En Veracruz, denuncian que policías estatales les exigieron el equivalente a 500 pesos mexicanos, solo por permitirles avanzar
Cerca de las vías, las historias se entre tejen.
Algunos migrantes que se han quedado en el Valle de México viven en situación de calle, pero en medio de esto también están aquellos que lograron una nueva vida e incluso ya integraron una familia en este lugar.
Carlos trabaja en un semáforo, Michael es comerciante y ya tiene dos hijas mexicanas.
... Vamos a estar mejor siempre, en otro lugar que no sea Honduras..."