Un total de 500 millones de popotes que se generan diariamente, a nivel mundial, van a parar a cuerpos de agua y rellenos sanitarios. Estos utensilios que tardan un centenar de años en degradarse.
La situación ha provocado, por ejemplo, que a mediados de 2015 se volviera viral un video en el que un grupo de científicos británicos extrajeron los restos de un popote de la nariz de una tortuga.
Y así, como esa tortuga, miles de peces y aves ingieren o se atoran con algún tipo de plástico, por lo que la preservación de las especies cada vez es más complicada.
Durante un recorrido que Uno TV realizó a lo largo de la calle Génova, ubicada en la Zona Rosa en la Ciudad de México, se contabilizaron 45 popotes tirados en las calles. Si se realizara un recorrido como este, pero en todas las calles de la capital del país, la cifra se elevaría a miles de millones. De acuerdo con cifras publicadas por campañas #AntiPopotes a nivel internacional y autoridades, una sola persona utiliza en promedio 38 mil popotes a lo largo de su vida.
Hace aproximadamente dos años, Una Pérez Ruíz, periodista gastronómica emprendió la primer campaña #AntiPopotes en México. Su propuesta ha sido retomada por restauranteros, políticos, instituciones y universidades, y consiste en retirar los popotes de las mesas para que su uso sea únicamente opcional.
A pesar del impacto de la campaña, la contaminación por popotes continúa y es por ello que el diputado Arturo Álvarez Angli, presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales, retomó la esencia de esta reflexión y busca convertir la propuesta en ley.
Una Pérez Ruíz, asegura que la base de su campaña es hacernos conscientes sobre los objetos que utilizamos diariamente, que producen grandes cantidades de basura y de los cuales podemos deshacernos al no resultar indispensables para vivir.