El dolor de familiares de pacientes fallecidos por coronavirus no termina con la muerte. Parte del proceso es la cremación, a la que solo unos cuantos familiares pueden acudir por seguridad sanitaria.
- Quienes realizan este trabajo deben lidiar con la tristeza de los familiares, el miedo al contagio y las condiciones dentro de los crematorios.
Juan Carlos Cruz lleva siete años detrás de los hornos del Crematorio Municipal de Nezahualcóyotl pero desde abril, incinera víctimas mortales de COVID-19.
&El trabajo de nosotros no es fácil, aun así damos el mayor esfuerzo para poderlos atender, hay gente que no lo entiende..." Juan Carlos Cruz, incinerador.
Juan Carlos Cruz y Víctor Manuel son los encargados de cremar los restos en este lugar y para respetar la sana distancia, solo cuatro personas pueden recibir las cenizas.
Muchos familiares nos dicen: -dejen verlos, déjeme ver cómo lo meten al horno, -¡no, no se puede, no podemos hacer eso!.." cuenta Víctor Manuel.
"& Nosotros estábamos abandonados, para la gente no existíamos, solamente cuando tienen el problema de enterrar a una persona, cremar a una persona, exhumar a una persona, pero aquí nosotros tenemos una labor muy grande&"
En tiempos de COVID sanitizan las salas una y otra vez, se colocan un traje especial conformado por: overol, botas, guantes, mascarilla antigas, un casco, y deben estar uniformados por nueve horas a 600 grados centígrados.
- Víctor Manuel Cruz asiste a Juan Carlos en las labores y afirma que en ocasiones se sienten agobiados con tanto calor pero es una protección
Ellos trabajan de lunes a domingo e incineran seis cuerpos, la capacidad máxima al día, pero también tienen familia, y si alguno enferma deberán implementar un plan para no contagiarla.