Las historias de explotación sexual se cuentan por miles, una de ellas es la de "Dulce". Para ella, todo comenzó cuando creyó que debía ayudar a su esposo, recuerda.
"Estuvimos viviendo en su casa tres meses, bien como pareja normal, él me dijo que le ayudara a trabajar porque tenía un problema económico sino lo iban a meter a la cárcel, entonces yo le dije que sí, le dije ¿en qué? pues atendiendo caballeros, yo me imaginé que era en un restaurante, en un bar, o algo así" Dulce, víctima de trata de personas.
Mientras era víctima de explotación sexual se convirtió en madre. En ese tiempo, llegó el primero de tres hijos que tuvo con su explotador.
"Con él tuve tres hijos, con el primer hijo sí dejé de hacerlo; después, tuve mi segundo hijo, pero con él sí trabajé hasta mis seis meses, posteriormente tuve al tercer hijo y a los cuatro meses de tener al niño me fui a Estados Unidos con él; ahí trabajé en un bar, igual en lo mismo". Dulce, víctima de explotación sexual.
La vida en pareja y la llegada de hijos forma parte del modus operandi de tratantes de personas, aseguran especialistas del tema.
"El tratante acude con mucha frecuencia a la creación de una "familia" que implica la descendencia mediante la cual agrega un instrumento de control a la relación que tiene con la víctima". Salvador Guerrero, presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia de la Ciudad de México.
Pese a que la explotación sexual de personas es un delito que las autoridades buscan desesperadamente detener, en México solo se conoce uno de cada 100 casos de trata de personas. El miedo es uno de los principales motivos por el que las víctimas deciden callar.
"Dulce" vivió ese miedo; sin embargo, decidió acudir con las autoridades.
"Me preocupa porque a final de cuentas fui muy ignorante y yo quiero, si puedo ayudar en algo, quiero hacerlo". Dulce, víctima de explotación sexual.