A pesar de su mala fama, ser un hacker no necesariamente significa robar contraseñas bancarias o infiltrar sistemas para obtener secretos de Estado. Al menos no para los maestros en Dev.F, la escuela de hackers más grande de América Latina.
Para ellos, un buen hacker es simplemente un buen programador. La cultura hacker va más allá de tener un excelente dominio del software, implica una constante curiosidad intelectual y el deseo de resolver problemas cotidianos a través de la creación de aplicaciones tecnológicas prácticas.
"México es un lienzo en blanco donde el uso de las nuevas herramientas podría ser la solución a muchos de los retos que enfrenta el país". Manuel Morato. Co-fundador de Dev.F
Tras acudir a diversos "hackatones", los cuales no son más que espacios donde programadores de distintos lugares se reúnen para desarrollar software de manera colectiva, Manuel comenzó a buscar la forma de expandir la experiencia educativa y colaborativa que se vive en dichos encuentros.
Así nació Dev.F, una escuela donde cualquiera, sin importar edad ni profesión, puede aprender desde los conceptos más básicos hasta las técnicas más avanzadas de la programación.