Conductores, las otras víctimas del suicidio en el Metro

El STC Metro brinda atención psicológica a los conductores. Foto: Cuartoscuro/Archivo

Ser testigo de un suicidio en el Metro provoca un trauma psicológico que desencadena trastornos como depresión, pesadillas, insomnio, ansiedad, irritabilidad e incluso bloqueo de las emociones, advierte Erik García Muñoz, médico de la Clínica de Trastornos Adictivos del Instituto Nacional de Psiquiatría.

Al estar en contacto con muertes violentas, los conductores del Metro experimentan una "traumatización vicaria", que consiste en volver a experimentar en el sueño o las actividades cotidianas el impacto emocional que sufrieron, por lo cual, es necesario recibir tratamiento, recomienda el también profesor de la Asociación Mexicana de Tanatología (AMTAC).

Según datos proporcionados por el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, a través de su Oficina de Información Pública, tan sólo de enero de 2010 a febrero de 2011, 26 conductores fueron atendidos psicológicamente por haber presenciado un suicidio.

De acuerdo con el STC, después de haber arrollado a una persona, a los operadores del vehículo se les elabora un "diagnóstico de reacción de estrés agudo", que tiende a resolverse en pocas horas o días, pero no puede exceder más de cuatro semanas para reincorporarse al Metro.

 

 

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