Un policía tenía la intensión de reprimir a un grupo de manifestantes lanzándoles gas pimienta, pero no contaba que la dirección del viento provocaría que la sustancia lacrimógena iba a terminar por afectar a sus compañeros.
El pasado 16 de marzo, opositores bloquearon la calle de la Asamblea Nacional de Bulgaria. Para tomar medidas, el oficial empleó la sustancia química que en realidad alcanzó al resto de los uniformados y causó que éstos se alejaran del lugar y se aplicaran de inmediato agua en los ojos.
Las imágenes se viralizaron en las redes sociales, donde algunos usuarios criticaron las prácticas de las fuerzas de seguridad para repeler a la pequeña multitud que se había reunido frente al Parlamento demandando elecciones anticipadas. El intento de represión fue calificado como un "exceso".