Corrió y sintió que se le cerraba un ojo. Segundos después la sangre en la cara le confirmó a Carlos que era parte de las casi 200 personas con lesiones en ojos y ceguera en las protestas en Chile, un récord que supera el de algunas zonas en conflicto en el mundo.
Con 18 años y convencido de que un país con menor desigualdad social es posible, Carlos Vivanco engrosa el listado de heridos con perdigones lanzados por las fuerzas policiales en las manifestaciones sociales que estallaron en Chile hace cuatro semanas.
La cifra de lesionados oculares en la crisis que estalló en el país sudamericano, hasta ahora uno de los más estables de la región, está por encima del número de casos en Francia durante la crisis de los "chalecos amarillos", las protestas en Hong Kong y el conflicto israelí-palestino, según denuncias del Colegio Médico de Chile y agrupaciones de Derechos Humanos.
"Están disparando, mutilando a la gente", dice un herido
Con perdigones "me quisieron meter dolor, pena, arrepentimiento, miedo, pero siento que me hizo el efecto contrario: tengo más rabia que miedo; más odio que pena y es en contra de esas personas que están ahí afuera, disparando, mutilando a la gente", dice Carlos con aplomo, en su casa de la comuna de La Pintana, un barrio periférico de Santiago.
Este estudiante secundario perdió la visión total en su ojo izquierdo hace tres semanas, cuando fue a una protesta en su barrio y mientras corría para evitar a la policía recibió ocho perdigones en su cuerpo, incluido el que le causó la grave lesión ocular en el ojo izquierdo.
El derecho se salvó por poco: otro perdigón quedó incrustado en el lagrimal. Unos centímetros más y Carlos hubiera corrido la misma suerte de Gustavo Gatica, un estudiante de 21 años que quedó al borde de la ceguera total tras ser herido el viernes pasado con perdigones en sus dos ojos.
A kilómetros de La Pintana, en las cercanía de la Plaza Italia -epicentro de las manifestaciones y renombrada por los manifestantes como "Plaza Dignidad"-, César Callozo fue herido al igual que Carlos, cuando tocaba su tambor junto a otros músicos.
Había un ambiente muy lindo; de repente sentí el golpe en el ojo y me caí al suelo. Después el dolor se fue y se me durmió la cara; me puse de pie y grité que no me iban a ganar", recuerda al borde del llanto César Callozo.
El constructor y músico de 35 años, esperaba junto a otros heridos su control médico en el hospital Salvador de Santiago.
Para un oftalmólogo el número de heridos en los ojos representa una epidemia
Mauricio López, jefe de turno de la Unidad de Trauma Ocular del Hospital Salvador, que recibe a la mayoría de las victimas de perdigones, lamentó la situación:
Tenemos el triste récord mundial del número de caso de ceguera. Mucho más que en zonas de conflicto como Hong Kong o lo que ha pasado con los 'chalecos amarillos' en París, o España, o la misma guerra de Palestina".
- "Es una epidemia", advirtió el oftalmólogo.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) cifró el lunes en 197 las personas con daño ocular, "especialmente por disparo de escopetas de perdigones, pero también con otras armas, como lanzamiento de bombas lacrimógenas".
López aseguró que en 35 casos, los heridos llegaron con ojos con lesiones profundas y con probabilidad casi total de perder la visión.
El gobierno defendió el accionar de los Carabineros (Policía) ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, aunque se comprometió a "acotar" el uso de perdigones.