Destructivos incendios forestales han arrasado California este año, amenazando viviendas y lugares emblemáticos, así como forzando apagones que han sumido a millones de personas en la oscuridad.
La responsabilidad se le atribuye desde al cambio climático hasta la negligencia corporativa de las empresas de electricidad, pero, entre los cientos de miles de evacuados y las muchísimas estructuras destruidas, ¿qué diferencia estos incendios de los de años anteriores?
¿Han sido peores?
Aunque han sido terribles en términos de tamaño y destrucción, los incendios de este año no han establecido ningún récord... por ahora.
Los 20 peores incendios en los registros destruyeron como mínimo más de 500 estructuras y quemaron 56 mil 650 hectáreas, según la agencia estatal Cal Fire. El más grande este año, Kincade, acabó con 206 estructuras en un área de 31 mil 089 hectáreas al miércoles.
Notablemente, no se han reportado víctimas mortales. El año pasado, un solo incendio que arrasó el pueblo de Paradise mató a 86 personas.
Pero el peligro no ha pasado. Fuertes vientos amenazan con avivar las llamas hasta el jueves y algunos de los peores incendios en la historia de California han golpeado bien entrado diciembre.
Todavía no hemos salido ilesos de la temporada de incendios y no lo estaremos hasta que haya lluvias significativas tanto en el norte como en el sur de California", dijo Crystal Kolden, una científica de la Universidad de Idaho que se especializa en incendios forestales.
¿Qué desafíos presentan?
Los fuegos de este año han sido excepcionales en varios aspectos, comenzando por las nada comunes alertas rojas "extremas" emitidas en el área de Los Ángeles por los vientos.
Los bomberos se enfrentan además con un desafío inusual: fuegos en el norte y sur de California de manera simultánea. Por lo general, el estado mueve a los bomberos de un lugar a otro para concentrar esfuerzos, pero este año han tenido que dividirse.
Los incendios de octubre en el árido sur de California son comunes, pero por el calentamiento global, el norte no ha tenido lluvias y eso complica el escenario.
Los vientos no son algo nuevo, el problema es que estará increíblemente seco cuando lleguen esos vientos", explicó Kolden.
Irónicamente, las fuertes lluvias en la primavera boreal empeoraron la situación, señaló por su parte Thomas Wieczorek, director del Center for Public Safety Management.
Si bien puso fin a la sequía en algunas partes del estado, también aceleró el crecimiento de vegetación que ahora se ha secado".
Los californianos han tenido que lidiar igualmente con los cortes de luz, que si bien han podido evitar algún incendio, también han dejado a miles sin electricidad ni capacidad de informarse sobre alguna amenaza por falta de internet.
Eso no tiene precedentes", añadió Kolden.
¿Por qué menos destructivos?
Es probable que múltiples factores hayan contribuido a que los incendios sean menos destructivos que en 2017 y 2018.
Si bien los vientos han sido muy fuertes, las temperaturas en California esta semana no fueron especialmente altas y eso ayudó, así como el trabajo preventivo para reducir los riesgos.
Cal Fire contrató más bomberos y ha sido una suerte también que los incendios se han detectado temprano, antes de que se expandan sin control", dijo Wieczorek.
Con el recuerdo aún fresco de las muertes del año pasado, la gente podría igualmente estar actuando con más cautela.
Está otro factor difícil de medir: "la pura suerte", destacó Kolden, "en términos de cómo comienza y se desarrolla un incendio".
¿Qué peligros futuros hay?
Incluso si 2019 termina siendo menos destructivo, los presagios para el futuro no son buenos: varios factores, además del cambio climático, ponen a California en mayor riesgo cada año.
El éxito acumulado por California en la prevención de incendios en las últimas décadas, también resulta en acumulación de vegetación altamente inflamable.
Uno de los principales temores es que el incendio de Kincade pueda sobrepasar la autopista 101 y llegar a una región muy vulnerable porque no se ha quemado desde la década de 1940 y tiene muchísima vegetación.
El auge de la vivienda en California también aumenta el riesgo. A medida que la población se eleva, las casas recién construidas hechas de madera proporcionan combustible a las llamas.
Y mientras las compañías eléctricas absorben gran parte de la culpa de los incendios recientes, otras actividades humanas son también responsables.