A través de una carta destinada a la ministra de Interior británica, Priti Patel, así como a la encargada de esa cuestión en el Partido Laborista, Diane Abbot, un grupo integrado por más de 60 médicos de diferentes países manifestaron su preocupación por el estado de salud del fundador del portal WikiLeaks, Julian Assange.
Assange, quien permanece en Londres, habría visto muy deteriorada su salud desde el pasado mes abril, cuando fue detenido en la embajada de Ecuador en Londres, luego de que el gobierno de Lenín Moreno le retiró el asilo diplomático.
Escribimos esta carta abierta, como médicos, para expresar nuestra grave preocupación por el estado de salud física y mental de Julian Assange", señalaron los médicos en la misiva.
Apoyándose en varios informes, incluyendo el del relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la Tortura, Nils Melzer, que afirmó a principios de noviembre que la vida de Assange estaba "en peligro", los firmantes expresaron su "seria preocupación colectiva" para "llamar la atención del público y del mundo sobre esta grave situación".
Opinamos que Assange necesita urgentemente una evaluación médica de su estado de salud física y psicológica", recalcaron los galenos, que ejercen en varios países: Estados Unidos, Australia, Reino Unido o Suecia.
"Tememos verdaderamente, basándonos en elementos disponibles, que Assange pueda morir en prisión", advirtieron los médicos, al tiempo de sugerir que sea atendido en un hospital por personal cualificado.
A principios de noviembre, el Relator Especial de la ONU sobre la Tortura comentó que estaba preocupado por "nuevas informaciones médicas transmitidas por varias fuentes fiables que afirman que la salud de Assange entró en un círculo vicioso de ansiedad, estrés e impotencia, típico de personas expuestas a un aislamiento prolongado y a una arbitrariedad constante".
Detenido en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, en el sur de Londres, sobre Julian Assange pesa una amenaza de extradición a Estados Unidos, donde podría ser condenado con hasta 175 años de prisión por espionaje.