El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva acaba de ser condenado a 12 años de prisión por corrupción, culpado por recibir un departamento como soborno de la constructora OAS.
Sin embargo, sigue siendo un personaje muy popular en Brasil, incluso ha ganado apoyo en los últimos meses y sus simpatizantes se han manifestado en su defensa, ¿pero a qué se debe que los brasileños aún lo quieran y tengan intenciones de votar por él en las elecciones del próximo octubre?
Menos pobreza
De 2003 a 2010, que fueron los años en que Lula da Silva gobernó, alrededor de 30 millones de brasileños salieron de la pobreza gracias a programas que impulsaban la movilidad social, lo que contribuyó a que su popularidad aumentara.
Durante su mandato mejoró el sistema educativo, creando becas que apoyaban a los estudiantes más pobres para que tuvieran acceso a la universidad y, con ello, tuvieran mayor preparación para incorporarse a la economía.
Todo ello contribuyó a que Lula dejara la presidencia de Brasil con un asombroso 80% de aprobación entre los ciudadanos.
Administrar la riqueza
Al terminar la presidencia de Lula, Brasil tenía una economía creciente, con una tasa de desempleo menor a la de países como Estados Unidos y Alemania.
Lo que contribuyó a la economía fue una industria creciente en materias primas como hierro, carne y soja. Además se descubrieron reservas petroleras, lo que aumentó el valor de la petrolera estatal Petrobras (que paradójicamente se convirtió en clave en el escándalo de corrupción en Brasil).
Esto ayudó a que Brasil saliera prácticamente ileso de la crisis económica que azotó al mundo entero en 2008, pues el país fue uno de los últimos en declararse en recesión y uno de los primeros en salir de ella en 2009. Todo sin que un solo banco quebrara.
Historia de vida
El exmandatario pasó de vivir en extrema pobreza a liderar el país con la mayor economía de Latinoamérica. Su historia personal inspiró a su país, pues si alguien como él logró salir de la pobreza hasta convertirse en presidente, no había nada que los brasileños no pudieran hacer.
Durante su gobierno, Lula fue reconocido no sólo en Brasil, sino en el resto del mundo. El expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, lo llamó el político más popular del planeta" en algún momento.
Amado a pesar de la corrupción
Da Silva no es el único político brasileño que ha sido alcanzado por los escándalos de corrupción. De hecho, el caso de Petrobras ha llegado a todo el sistema político brasileño pues se descubrió que partidos ajenos al de Lula (el Partido del Trabajo) fueron financiados por el esquema de sobornos.
Hasta Michel Temer, el actual presidente, fue acusado por la fiscalía de Brasil, pero el Congreso evitó que pudiera ser juzgado gracias a que repartió presupuesto para apoyar proyectos del Congreso.
Es por ello que, aunque Lula esté condenado por corrupción, los brasileños siguen viéndolo como una opción viable para gobernar su país, ante la falta también de líderes nuevos y limpios.
Parece ser que los ciudadanos de Brasil piensan que el exmandatario roba, pero al menos mejora las vidas de las personas, ¿y qué es peor, uno que roba y no le da nada a nadie, o uno que roba, pero ayuda a todos?
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