El gobernador de California, Gavin Newsom, ordenó a los más de 40 millones de residentes del estado más poblado de Estados Unidos a "quedarse en casa", para evitar la propagación del nuevo coronavirus.
La medida entró en vigencia en los primeros minutos de este viernes, lo que significa que los californianos no deberían salir de casa excepto por cosas esenciales como alimentos, atención médica y desplazamientos a trabajos considerados cruciales.
Las restricciones permanecerán vigentes hasta nuevo aviso, y se producen un día después de que Newsom advirtió que se proyecta que más de la mitad de los residentes del estado esté infectado por el coronavirus en dos meses.
La orden del gobernador de California marca las primeras restricciones obligatorias a nivel estatal emitidas en los Estados Unidos para ayudar a combatir el brote de COVID-19, destacó la cadena CNN.
La orden obligatoria permite a los californianos continuar visitando estaciones de servicio, farmacias, supermercados, mercados de agricultores, bancos de alimentos, tiendas de conveniencia, restaurantes de comida para llevar y entrega, bancos y lavanderías. Las personas pueden abandonar sus hogares para cuidar a un pariente o un amigo o buscar servicios de atención médica.
Los servicios no esenciales como restaurantes, bares, gimnasios y centros de convenciones se cerrarán", dijo el gobernador.
Newsom pidió a los californianos que practicaran el distanciamiento social al realizar tales "actividades necesarias", citó Los Angeles Times.
La medida llega en un momento crítico en California, donde 19 personas han muerto y cerca de mil dieron positivo por COVID-19 en el estado.
El coronavirus surgido en la ciudad china de Wuhan ha cobrado la vida 205 personas en los Estados Unidos e infectado a más de 14 mil.
El mundo se protege del coronavirus
Europa, con Italia a la cabeza, se mantiene en la primera línea del combate contra la pandemia de coronavirus, y en América se refuerzan las medidas de precaución, con Argentina y el estado de California adoptando el confinamiento obligatorio de la población.
Las restricciones a la libertad de circulación conciernen ya a más de 500 millones de personas, a las que las autoridades conminan a permanecer en sus casas.