Vaya susto se llevó el Papa Francisco tras recibir en el aula Pablo VI del Vaticano a dos cachorros de tigre y de pantera, quienes fueron acariciados por el pontífice como parte de un espectáculo de artistas circenses.
Aunque Francisco, en un primer momento, dudó en acerarse a los felinos, terminó por hacerlo y acarició a uno de los tigres, al que alimentaban con un biberón.
Del mismo modo, los artistas circenses le acercaron a Francisco a un cachorro de pantera de pocas semanas de nacido.
En el evento estuvieron presentes personas de todas las edades que se dedican a este tipo de arte, que a decir del Papa:
"Hacen que los niños sonrían, iluminan la mirada de personas solitarias y acercan a los hombres unos a otros".
En esta audiencia dedicada a los circenses, feriantes, integrantes de bandas musicales y artistas de la calle, el máximo jerarca católico aseguró que la Iglesia se preocupa de los problemas que acompañan su vida itinerante.
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