Uzma Nawaz es una mujer que decidió enfrentar al patriarcado de su país y seguir con sus sueños el día en que tomó una llave inglesa para trabajar como mecánica en Pakistán, un país bajo un sistema que no permite a las mujeres hacer trabajos de hombres.
La joven de 24 años se ha enfrentado a innumerables estereotipos y obstáculos financieros antes de lograr obtener su diploma de mecánica y un empleo en un taller en la ciudad de Multan.
Cuando la gente me ve haciendo esta clase de trabajo, se muestra realmente sorprendida", Uzma Nawaz.
Originaria de la pequeña y pobre ciudad de Dunyapur, en el este de la provincia de Punjab, Uzma obtuvo una beca para poder estudiar. A pesar de esto, muy a menudo tenía que saltarse alguna comida por falta de dinero.
Su carrera es algo excepcional en la República islámica de Pakistán, una sociedad muy conservadora en que los derechos de las mujeres están aún lejos de ser respetados, sobre todo en las zonas rurales. Con frecuencia, las jóvenes se ven empujadas a casarse a una edad muy temprana y dedicarse por completo a su familia, en detrimento de cualquier otra ambición.
Algo que se refleja claramente en el mercado laboral. Según un estudio realizado por la Oficina Internacional del Trabajo de la ONU, las paquistaníes ocupaban sólo el 38.7% de los empleos en 2013. No obstante, estas cifras son mucho mejores que en 2002, cuando la tasa era de apenas el 22%.
Pero, según este estudio, "la mayoría de ellas trabajan en el sector agrícola de baja productividad o lo hacen a domicilio", por lo cual algunas ni siquiera son pagadas.
Ninguna dificultad pudo anteponerse a mi voluntad y mi motivación." Uzma Nawaz.
Ella ha desarrollado sus talentos durante un año en un concesionario de una marca japonesa en Multan, donde es la única mujer entre los mecánicos. Atornilla, desenrosca, monta, desmonta, purga; siempre muy concentrada, para el asombro de algunos clientes.
Nawaz ha conquistado a sus colegas. "Cualquiera sea la tarea que le confiamos, ella la hace trabajando duro y con aplicación", dice Muhammad Attaullah, colega de Uzma.
La joven también convenció a los miembros de su familia que dudaban sobre su capacidad para desenvolverse en un universo masculino.
"En nuestra sociedad, las chicas no necesitan trabajar en talleres. Ello no parece adecuado, pero es su pasión", dice su padre, Muhammad Nawaz, quien dice estar "muy feliz" por ella.
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