Estados Unidos fue señalado este sábado por algunos de sus aliados, por la imposición de aranceles que socavarán el libre comercio y debilitarán la confianza en la economía global.
La disputa sobre los nuevos gravámenes impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a las importaciones de acero y aluminio provocaron una división en el G7, el grupo que reúne a las siete naciones más industrializadas del mundo.
Tras las conclusiones de la cumbre de tres días entre los ministros de Finanzas del G7, el representante canadiense, Bill Morneau, emitió un resumen diciendo que los otros seis miembros del grupo querían que Trump escuchase su mensaje de preocupación y decepción por las acciones comerciales de Estados Unidos.
- Aliados como Canadá y la Unión Europea amenazaron con sus propias subidas arancelarias como represalia.
Los ministros del G7 instaron al secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, a entregar su mensaje al dirigente antes de que los líderes de los países miembros se reúnan la próxima semana en Quebec.
Los funcionarios pidieron a Washington que abandone los impuestos antes de la cumbre para evitar que la medida cause divisiones profundas en el seno del grupo.
Bruno Le Maire, ministro de Economía y Finanzas de Francia, fue franco en su valoración de la reunión de Whistler, en la que los ministros confrontaron a Mnuchin.
"Ha sido un G7 tenso y difícil. Diría que ha sido más un G6 más uno que un G7", señaló Le Maire, que calificó los aranceles de injustificados.
La cumbre de la próxima semana, en la que el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, actuará como anfitrión, será el primer viaje de Trump a Canadá como presidente.
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