Casi un tercio de los niños en Afganistán, un país devastado por la guerra, no puede ir a la escuela. Eso aumenta el riesgo de que caigan en el trabajo infantil, sean reclutados por grupos armados, se casen de forma prematura o sufran otras formas de explotación, indicó el jueves un grupo humanitario.
Se estima que más de 400 mil menores afganos abandonen los estudios este año debido a la creciente inestabilidad y a la repatriación forzosa de refugiados afganos desde Pakistán, según Save the Children. Estos niños se sumarían a los 3,7 millones que ya están sin escolarizar.
Más de 600 mil afganos regresaron de Pakistán en 2016 y se calcula que en torno a un millón más harán lo mismo en 2017, después de que las autoridades paquistaníes endurecieran sus regulaciones.
Save the Children señala que en torno a la mitad de los niños que regresan no van a la escuela y a menudo trabajan en la calle porque sus padres no encuentran trabajo. Afganistán está sumida en una creciente crisis económica ante el avanza de la presencia talibán. Al mismo tiempo, la ayuda económica se ha ido reduciendo ante la retirada de las tropas occidentales en los últimos años.
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