Refrigeradores comunitarios en medio de la calle, remedios naturales, cubrebocas hechos con detalles de su tierra, pero, sobre todo, mucha unión y apoyo, es como se han enfrentado los cientos de indígenas mexicanos, que permanecen como migrantes en la Ciudad de Nueva York, a la pandemia del nuevo coronavirus, COVID-19.
Según cuentas de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en Estados Unidos el COVID-19 ya ha cobrado la vida de más de mil mexicanos que vieron infectado el sueño americano por un enemigo invisible.
Tratar al COVID-19 con remedios naturales y "amontonados"
Saúl Rivera es un migrante indígena originario de la Sierra de Guerrero; llegó a Estados Unidos hace 7 años y hoy día es un sobreviviente de la fuerza con la que la pandemia de COVID-19 azotó a la nación norteamericana, en especial a Nueva York, estado en el que Saúl y cientos de compatriotas más viven.
Saúl, un migrante originario de la montaña de Guerrero cuenta que en Nueva York los paisanos mayormente viven en cuartos compartidos debido a los altos costos inmobiliarios de las zonas, incluso en el Bronxs.
Esto ha resultado en que los migrantes se contagie del nuevo coronavirus, pues además de sus condiciones de vida, muchos de ellos se emplean en sitios de servicios básicos durante estos tiempos, como supermercados e incluso servicios de limpia, en los que se tiene contacto por igual con personas sanas que enfermas.
Una vez que resultan enfermos los migrantes, que llegan de distintos puntos de México, ante su condición ilegal en el país norteamericano algunas veces no reciben atención médica o incluso solamente porque sus ingresos no son suficientes para ayudar a sus familiares en México y para contratar un servicio médico allí.
Además en los servicios médicos se topan con la barrera del idioma, pues al ser originarios de poblados indígenas, sólo hablan su lengua materna o español; difícilmente pueden comunicarse en inglés".
En algunos casos, Saúl cuenta que el único método para tratar de paliar el virus es usar remedios naturales aprendidos en su tierra de origen, como eucalipto, canela, otras especias, así como algunos medicamentos básicos, lo que no es seguro que sirva, pues ya se cuentan a cientos de mexicanos muertos en EU, especialmente en Nueva York.
Según la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), cerca de mil 400 mexicanos han muerto en dicho país y, en total, 692 en Nueva York. Sin embargo, además del virus, los migrantes son los primeros que han recibido el golpe de la crisis económica y la perdida de empleos que de alguna u otra forma sortean con distintas actividades.
Refrigerador comunitario y cubrebocas, así se ayudan migrantes
Un refrigerador comunitario colocado a pie de calle es una de las cuantas actividades que, cuenta Saúl, sus paisanos han implementado para ayudarse entre ellos durante la emergencia por el COVID-19 y la crisis económica que llegó con ella. Y es que dicho refri se llenó con comida para que aquel que lo necesitara tomara de ahí el alimento que quisiera, o, en caso de que pudieran apoyar, dejarlo ahí mismo para alguien más.
Además, Saúl detalla que los migrantes se han organizado en comunidades u organizaciones, una de ellas es Ti Toro Miko, en la que se crean y venden artesanías; pero que con la emergencia sanitaria vio disminuidos sus ingresos, por lo que, como una medida para mantener a Ti Toro, los creadores se adaptaron a realizar cubrebocas que se dan a la población que lo necesite de manera gratuita o, si están en posibilidad, de pagar 5 dólares para retribuir el costo del material y la mano de obra empleada.
Saúl ya ha regresado a la actividad económica, es encargado de una pequeña florería en Nueva York, y aunque quisiera creer que todo comenzará a mejorar, tiene miedo de lo que puede venir para ellos y sus paisanos en México.
Con las recientes protestas, muchos migrantes que tenían sus negocios perdieron todo a causa del vandalismo en las manifestaciones en demanda de justicia de Floyd, además en mi tierra aún no comprenden la inmensidad del virus que, si hizo caer a una ciudad de primer mundo como Nueva York, qué pasará allá que apenas hay médicos en las sierras", termina Saúl.
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