Miles de migrantes buscan desesperadas hazañas para cruzar la frontera terrestre de Turquía a Grecia, días después de que Ankara cumplió su amenaza de dejar pasar a los que quieren entrar a Europa.
Muchos de los que esperaban entrar a Grecia probaban suerte vadeando o remando por el Río Evros, que discurre a lo largo de la mayor parte de la frontera turca.
Los migrantes también han intentado llegar a territorio europeo por mar, por la corta pero a menuda peligrosa travesía entre la costa turca y las islas griegas. Un niño murió el lunes luego de que la balsa en la que viajaba naufragó ante la isla de Lesbos. Los otros 47 tripulantes del barco fueron rescatados.
Según las autoridades griegas, la presión en la frontera pasó el martes de los cruces oficiales a puntos más al sur junto al río. Frenaron a alrededor de mil personas que trataron de cruzar durante la noche por los humedales del Evros, en el extremo sureste de la frontera, agregaron.
Turquía anunció el jueves el alivio de las restricciones a aquellos que querían llegar a Europa, lo que hizo que una multitud de migrantes se congregara en su frontera occidental.
Este éxodo parecía bien organizado, con autobuses, minibuses y autos facilitados en Estambul para llevar a la gente hasta la frontera, una viaje de entre tres y cuatro horas por carretera. La inmensa mayoría parecían ser afganos, pero también había gente procedente de una amplia variedad de países, incluyendo Irán, Iraq, Bangladesh y Siria.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, cuyo país acoge a más de 3.5 millones de refugiados sirios, mantiene desde hace tiempo que la UE no ha cumplido su parte del trato y pidió más apoyo a Bruselas. Alega que enfrentarán un inminente y dramático flujo de refugiados de la guerra siria, donde los crecientes enfrentamientos entre los ejércitos turco y sirio han activado todas las alarmas.
Sin embargo, la frontera turca con Siria permanece cerrada y no hay indicios de que pueda abrir.
Grecia ha dejado claro que sus fronteras están cerradas. Envió a soldados y refuerzos policiales a la zona, que han empleado gases lacrimógenos y cañones de agua para intentar parar los intentos masivos de entrada al país. Las autoridades establecieron también cordones policiales y controles del ejército en y cerca de la frontera, arrestando a quienes trataban de cruzarla.