Varios sismos, el más fuerte de magnitud 6.5 grados, sacudieron Japón y dejaron al menos nueve muertos, un centenar de heridos y numerosos daños materiales en el suroeste del país donde se encuentran varios reactores nucleares.
"El balance es por el momento de nueve muertos", declaró un funcionario del centro de gestión de desastres de la prefectura de Kumamoto, en la isla de Kyush
"Hemos localizado destrozos con un helicóptero de las fuerzas de autodefensa equipado con un sistema de infrarrojos y pueden quedar personas bajo los escombros". Taro Kono, ministro de Gestión de Desastres
Decenas de casas quedaron destruidas total o parcialmente y se declararon varios incendios, según los medios, que citaban a los servicios de socorro y autoridades locales.
Unas 33 mil personas se refugiaron en varios centenares de centros abiertos en edificios públicos, donde recibieron comida y mantas.
El portavoz del gobierno, Yoshihide Suga, precisó que 350 militares habían sido enviados a los lugares afectados para participar en las labores de rescate. Nuevas réplicas podrían ocurrir a lo largo de una semana, advirtió la agencia de meteorología, y el portavoz del gobierno pidió a los habitantes de la región "actuar con calma y ayudarse mutuamente".
El sistema de advertencia precoz facilitó en varias ocasiones prevenir a los habitantes segundos antes del temblor, a través de smartphones y los medios de comunicación.