El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, reafirmó este jueves ante la justicia británica su oposición a ser extraditado a Estados Unidos, donde teme enfrentar cargos más graves que la "piratería informática" que se le imputa, pasible de cinco años de cárcel.
El australiano, que la víspera había comparecido ante un tribunal que lo condenó a 50 semanas de cárcel en Reino Unido por violación de su libertad condicional cuando en 2012 se refugió en la embajada de Ecuador en Londres, participó en esta nueva vista por videoconferencia desde la prisión de Belmarsh.
Assange, de 47 años, está recluido en ese centro de alta seguridad en el suroeste de Londres desde que el 11 de abril fue detenido por la policía británica en la legación ecuatoriana después de que este país le retirase el asilo diplomático concedido casi siete años antes.
Se había refugiado allí en junio de 2012 para escapar, en un primer momento, a una extradición a Suecia por acusaciones de agresión sexual. Pero cuando años después estas fueron archivadas, permaneció afirmando temer que lo entregasen a la justicia estadounidense. Una hipótesis que ahora podría hacerse realidad.
No quiero someterme a una extradición por un trabajo de periodismo que ganó numerosas recompensas y protegió a mucha gente", dijo el jueves al tribunal.
Su plataforma en línea, WikiLeaks, se hizo famosa en 2010 cuando difundió cientos de miles de documentos diplomáticos y militares secretos que pusieron a Estados Unidos en un fuerte aprieto a nivel nacional e internacional.
Sin embargo, rápidamente surgieron las críticas y algunos prestigiosos diarios criticaron que hubiese hecho públicos telegramas del departamento de Estados estadounidense en bruto porque estos podían "poner en peligro a algunas fuentes".
- Estados Unidos afirma querer juzgarlo solo por "piratería informática".
Un representante de la justicia estadounidense, Ben Brandon, confirmó el jueves en Londres que este cargo es pasible de un máximo de cinco años de cárcel.
Pero los defensores de Assange temen que se le agreguen después delitos más graves, como divulgación de secretos o traición, y corra el riesgo de ser condenado a cadena perpetua o incluso a muerte.
El tribunal fijó una próxima audiencia, segunda en un procedimiento probablemente largo, para el 30 de mayo.