"Tokio 2020: JO de la reconstrucción", reivindica el gobierno japonés, pero ocho años después del tsunami y del accidente nuclear de Fukushima, gran parte de los habitantes que huyeron de allí siguen rechazando volver a sus casas.
Para el primer ministro, Shinzo Abe, el acontecimiento deportivo internacional es la ocasión de mostrar al mundo que la región se ha recuperado, tras el mortífero maremoto (más de 18 mil 500 muertos) y el desastre atómico del 11 de marzo de 2011.
Pero Kazuko Nihei, que abandonó su vivienda en la ciudad de Fukushima (a unos 70 km de la central) junto a sus hijas, no quiere ni oír hablar de volver a su casa, con o sin los Juegos Olímpicos, aunque haya dejado de recibir las subvenciones del gobierno.
"No lo dudo ni un momento", afirma la mujer en Tokio, adonde se mudó en 2011 junto a sus hijas, de 11 y 9 años en la actualidad.
Tras la explosión en la central Fukushima Daichi que comportó la expulsión masiva de sustancias radioactivas, el gobierno ordenó la evacuación de una amplia zona de los alrededores, poblada por más de 140 mil personas.
Sin embargo, los vecinos de localidades limítrofes, oficialmente no afectadas por esas órdenes, también decidieron irse, incluida Nihei. En cambio, su marido y sus suegros se quedaron en Fukushima.
Durante seis años, Nihei se benefició de una vivienda pagada con subvenciones gubernamentales, pero el apoyo a los evacuados, a los que la las autoridades llaman "voluntarios", terminó en marzo de 2017.
Desde entonces, se mudó a otra vivienda y ahora pena para pagar los 130 mil yenes (más de mil dólares) del alquiler y mantener a sus hijas, trabajando los siete días de la semana.
- La vida es dura pero ella prefiere eso a volver a Fukushima, aunque el gobierno haya certificado que es una zona segura.
Nihei está preocupada "por la salud de las niñas, ya sea por un mayor riesgo de cáncer o por consecuencias genéticas".
Si tuviéramos derecho a un chequeo de salud anual completo, me podría plantear regresar, pero lo que nos ofrecen actualmente no basta, pues solo incluye la detección del cáncer de tiroides". Kazuko Nihei.
El ejecutivo nipón lanzó un ambicioso programa de descontaminación de carreteras, campos, áreas recreativas y edificios y levantó las órdenes de evacuación en la mayor parte de la zona siniestrada.
La política que dista mucho de convencer a la opinión pública. En un sondeo realizado en febrero por el diario Asahi Shimbun y la televisión de Fukushima, KFB, un 60% de los habitantes de la región afirmaba seguir teniendo miedo a las radiaciones.