El incendio Camp Fire en California acabó por completo con el pueblo donde se originó. Se trata de Paradise, un poblado de alrededor de 30 mil habitantes ubicado al noroeste del estado.
El jefe del departamento de bomberos, Scott McLean, indicó que se propagó tan rápido que los bomberos perdieron esperanza de extinguirlo y prefirieron enfocarse en ayudar a las personas a desalojar.
Casi la totalidad de la comunidad de Paradise está destruida, hablamos de ese tipo de devastación. El viento que se pronosticaba vino y eliminó la ciudad , dijo McLean.
El pueblo completo recibió la orden de desalojo, provocando un éxodo desesperado en el que muchos conductores quedaron atrapados en un embotellamiento y abandonaron sus autos para huir a pie. La gente de Paradise dijo haber visto a gran parte de la comunidad incendiarse, incluidas casas, supermercados, negocios, restaurantes, escuelas y un asilo.
Las autoridades dijeron que cinco personas fueron halladas muertas en vehículos quemados, en la zona de Paradise.
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Arde California
Con incendios ardiendo tanto en el norte como en el sur de California, el director de la Oficina de Servicios de Emergencia de California calculó que unas 157 mil personas han sido obligadas a desalojar sus casas.
El viernes, el enorme incendio se extendió hacia el norte y funcionarios ordenaron desalojar a los habitantes de las comunidades Stirling City e Inskip, al norte de Paradise en la falda de Sierra Nevada.
Alimentado por los vientos, el incendio también se extendió hacia el occidente hasta el borde de Chico, una ciudad de 90 mil personas. Los bomberos pudieron controlar las llamas en la orilla de la ciudad donde seguían en pie el viernes las órdenes de desalojo, informó el capitán de bomberos, Bill Murphy.
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"Rodeados de fuego"
Los vientos se tranquilizaron en el valle, pero seguían erráticos y cambiando de dirección, con velocidades de hasta 72 kilómetros por hora a lo largo de las cimas.
Estábamos rodeados de fuego. Conducíamos con llamas a ambos lados de la carretera , dijo el policía Mark Bass.
Con ceniza cayendo y el cielo oscureciéndose a un negro amenazador, los evacuados de Paradise se sentaron estupefactos el viernes afuera de una iglesia en Chico donde se refugiaron la noche previa. Todos contaban historias desgarradoras del lento escape de un incendio tan cercano que sentían el calor al interior de sus vehículos mientras esperaban atascados en el tráfico.
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