Una iglesia holandesa ha dado misa continua por un mes para evitar la deportación de una familia de refugiados originarios de Armenia.
Los miembros de la iglesia católica Bethel, de La Haya, decidieron valerse de una particularidad en la ley holandesa, que impide a las autoridades entrar a una iglesia mientras se realizan oraciones o algún acto religioso, por lo que decidieron iniciar una misa que lleva más de 700 horas.
Todo inició cuando el gobierno de Holanda negó el refugio a la familia Tamrazyan, de origen armenio, y aprobó su deportación, pese a que llevan más de nueve años en el país europeo y existe una ley que permite dar residencia permanente a niños que han vivido ahí por más de cinco años.
La historia de los Tamrazyan
La familia, compuesta por 5 miembros, entre ellos dos niñas y un niño, huyó de Armenia en 2009 por su seguridad, pues el padre era un activista perseguido por el gobierno. De 2015 a 2018 vivieron en un centro para solicitantes de asilo situado en el municipio de Katwijk, y eran miembros de la iglesia Gereformeerde Kerk (GKV).
Sin embargo, a finales de septiembre les notificaron que existía una orden de deportación en su contra, por lo que una de las hijas, Hayarpi Tamrazyan, pidió ayuda a través de las redes sociales.
Esta semana puedo ser expulsada de Holanda después de 9 años. En nombre de mi hermano y mi hermana, les pido ayuda", dice la joven de 21 años en un video.
La misa interminable
Tras la noticia de que serían deportados pese a haber solicitado asilo formalmente, la familia decidió refugiarse en la iglesia de la GKV, pero seguía en peligro de ser devuelta a su país por las autoridades holandesas, lo que llevó a la Iglesia Bethel de La Haya a intervenir para ayudar.
Fue ahí cuando el pastor de Bethel, Axel Wicke, dio la bienvenida a los Tamrazyan y comenzó una misa interminable, a sabiendas de que, mientras se realicen oraciones, la policía holandesa no puede intervenir.
A Wicke se le unieron otros pastores para relevarlo y mantener el servicio las 24 horas, todos los días. Desde entonces, a la iglesia han llegado voluntarios de todo el país para prestar ayuda, hacer plegarias o incluso llevar comida.
Tras esta respuesta, Hayarpi y el pastor agradecieron a quienes les han ayudado, y dijeron que la misa continuará hasta que puedan hablar con las autoridades y se resuelva su petición de asilo.
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