Las más recientes investigaciones sobre la intervención de hackers rusos, para inclinar la balanza en las pasadas elecciones presidenciales de Estados Unidos, señala que estos no se involucraron solamente en la campaña electoral de Hillary Clinton, sino que intentaron acceder a emails privados del entonces secretario de Estado.
De acuerdo con la firma de ciberseguridad Secureworks, Fancy Bear -el grupo de piratas informáticos al que agencias de inteligencia estadounidenses acusan de interferir con las elecciones presidenciales del año pasado- intentó acceder a más de cuatro mil 700 cuentas de correo de Gmail, entre marzo de 2016 y marzo de 2017.
No obstante, las autoridades rusas han tachado de ridículas y al borde de la fantasía las acusaciones de que orquestaron los ataques. El viceministro ruso de Exteriores, Sergei Ryabkov, dijo el miércoles que no había ni un solo trozo de prueba para respaldar las acusaciones.
Sin embargo, los blancos de Fancy Bear que han sido identificados durante las investigaciones, señalan que el culpable de dicho ataque apunta directamente a Moscú.
Los agresores intentaron hackear a empleados de grandes proveedores de defensa del gobierno estadounidense y, trataron de robar correos de más de 130 demócratas y miembros del círculo interno de Clinton, incluido su presidente de campaña, John Podesta, cuya correspondencia se filtró a los medios en los últimos días de campaña.
Otras víctimas fueron el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y el exgeneral estadounidense Wesley Clark.
También intentaron hackear a varios políticos ucranianos, como Serhiy Leshchenko, que ayudó a descubrir los pagos clandestinos supuestamente realizados al presidente de campaña de Donald Trump, Paul Manafort.
La lista da un contexto más global al ataque perpetrado contra los demócratas a principios de 2016, explicó Vasily Gatov, analista de medios rusos residente de Estados Unidos, quien fue uno de los objetivos de Fancy Bear.
Las acusaciones de que Fancy Bear trabaja para Rusia no son nuevas. Pero ha sido difícil conseguir datos al respecto, ya que la comunidad de espionaje en Estados Unidos ha proporcionado pocas pruebas al público.
Incluso si solo una pequeña parte de las cuatro mil 700 cuentas de Gmail atacadas por Fancy Bear quedaron comprometidas, los datos obtenidos de ellas podrían alcanzar un volumen de varios terabytes, a la altura de algunas de las filtraciones más grandes en la historia del periodismo.
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