Los defensores de la Operación Lava Jato, bajo sospecha de parcialidad política para perjudicar al expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, tratan de blindar la mayor investigación anticorrupción de Brasil y al ministro de Justicia, Sergio Moro.
La bomba fue lanzada el domingo por el portal The Intercept Brasil, que publicó mensajes de los últimos años entre los fiscales de la operación entre sí y con el juez Sergio Moro, llamado en enero a integrar el gobierno del presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro.
El artículo de Glenn Greenwald, uno de los periodistas que realizó en 2014 las investigaciones sobre el espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos, destaca una serie de mensajes de octubre pasado, cuando los fiscales obraron para impedir que Lula, encarcelado desde abril de 2018, fuera entrevistado por temor a que pudiese beneficiar a su delfín Fernando Haddad en las elecciones presidenciales ganadas por Bolsonaro.
Punta del iceberg
Lula, incluso entre rejas, era el favorito en los sondeos hasta que su candidatura fue invalidada en septiembre por la justicia electoral.
The Intercept asegura además que los mensajes publicados el domingo son "apenas el inicio" de una larga serie.
El asunto incendió las redes sociales, con dos etiquetas: "#EuApoioLavaJato" y "#EuApoioTheInterceptBR" ("YoApoyoLavaJato" y "YoApoyoTheInterceptBR").
Ministro cuestionado
La consultora financiera MCM consideró este lunes que las filtraciones "repercutirán en la esfera política".
El caso representa "un nuevo desgaste para el ministro Moro y su agenda anticorrupción" y "fortalece el discurso del PT de que Lula fue condenado injustamente", añadió.
Una gran farsa
Haddad exigió una investigación sobre lo que podría convertirse en "el mayor escándalo institucional de la historia de la República".
- La Operación Lava Jato, lanzada en 2014, condenó o sentó en el banquillo a centenas de políticos de primer plano y a empresarios implicados en una vasta red de corrupción centrada en Petrobras.
Su actuación acentuó el desprestigio del sistema político, abriendo un espacio que ocupó Bolsonaro con un discurso antisistema. Tras ganar los comicios, el exmilitar designó a Moro ministro de Justicia y Seguridad Pública.