Desde que son bebés, elefantes son brutalmente adiestrados por sus entrenadores para servir como atractivo turístico en Tailandia, denunció el grupo de defensa de los animales World Animal Protection (WAP) en un video.
Un elefante no obedece naturalmente, se somete. Para amaestrarlo con fines turísticos, el mahout (domador) utiliza la técnica denominada del "phajaan", que consiste en "perturbarle la mente"; es decir, en darle reiterados golpes, como se observa en el video.
Separados de su madre y sometidos a un fuerte estrés, son encerrados en un recinto muy estrecho, atados con cuerdas y cadenas, según las imágenes filmadas el año pasado con una cámara oculta en Tailandia.
- El video muestra al domador pinchando a un joven elefante con una varilla terminada en una punta de metal afilada para hacerle obedecer las órdenes básicas, lo que a veces provoca sangrados.
"El objetivo es obtener el dominio completo mediante recompensas y castigos. Hay que hacerle entender que desobedecer es doloroso", aseguró Jan Schmidt-Burbach de WAP, quien lamenta los numerosos "daños físicos y psicológicos" provocados a los elefantes.
Los elefantes son víctimas de comercio mundial de la vida silvestre; desde bebés pasan por un duro entrenamiento, todo para que turistas puedan montarlos, bañarlos o alimentarlos.
Nuestra demanda impulsa el sufrimiento. En este momento el turismo está en pausa, y los elefantes no están siendo explotados para el entretenimiento, mantengámoslo de esta manera, señaló World Animal Protection en el video.
"Tú puedes elegir cambiar el mundo por los animales; nunca visites lugares donde los elefantes actúen o se interactúe con ellos. Únete a nuestra campaña para terminar con el comercio de vida silvestre, para siempre", dijo el grupo de defensa de los animales.
La industria turística de elefantes en Tailandia
Transportar turistas sobre el lomo, bañarse con ellos, dar vueltas como en un circo: unos 3 mil elefantes son utilizados en el sector turístico de Tailandia. Sin embargo, los paquidermos han quedado "desempleados" desde que el país cerró sus fronteras a causa del COVID-19.
Más de un millar de éstos, amenazados por el hambre, huyeron de los campos desiertos para regresar a sus sitios natales, en una oleada migratoria a una escala sin precedentes en un periodo tan breve.
- Los ecologistas esperan que esta crisis pueda ser aprovechada para realizar una amplia reflexión sobre el papel del elefante en el país.