Luego de la polémica que generó al criticar la inmigración de "países de mierda", entre los que incluyó a países africanos, Haití y El Salvador, provocando una ola de indignación internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que no es racista, en medio de una cena con el líder de la bancada republicana de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.
"No soy un racista. Soy la persona menos racista que jamás han entrevistado, eso se los puedo afirmar", dijo el presidente a la prensa en el Trump International Golf Club de West Palm Beach, Florida.
Tras sus polémicas declaraciones, a través de su cuenta de Twitter, el pasado viernes Trump se defendió y negó haberse referido de esa forma -según informaron The Washington Post y The New York Times- a esos países, pero un senador del Partido Demócrata que participó en el encuentro confirmó los dichos.
Las polémicas declaraciones surgieron cuando algunos legisladores plantearon el tema de la protección de inmigrantes de países de África, Haití y El Salvador, por lo que Trump habría exigido que le explicaran por qué Estados Unidos debería aceptar inmigrantes de "países de mierda" en lugar de gente procedente de naciones como Noruega.
En Florida, el mandatario también se refirió a los esfuerzos para alcanzar un acuerdo de inmigración.
"Estamos listos, dispuestos y en condiciones de llegar a un acuerdo sobre el DACA", dijo Trump, refiriéndose al programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, que protege a los inmigrantes llegados a Estados Unidos de manera ilegal cuando eran niños.
El mandatario anunció en septiembre que eliminaría el programa, pero retrasó la medida para darle al Congreso seis meses -hasta marzo- para idear una solución duradera.
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