Desde Kavumu llegan decenas de niñas violadas y golpadas al hospital Panzi, dirigido por el doctor Denis Mukwege, laureado este viernes con el premio Nobel de la Paz junto a Nadia Murad.
Kavumu es descrito como un pueblo "muy, muy pobre" por personas que viven en uno de los países más pobres de la Tierra. Así de intensa es la pobreza ahí.
Mukwege viaja a menudo al extranjero para alertar sobre la tragedia del este congoleño y denunciar el recurso a la violación como "arma de destrucción masiva" en las guerras.
En Kavumu la lucha entre diferentes grupos se ha prolongado en ráfagas durante años. Al lado se encuentra el parque nacional Kahuzi-Biega de 1,5 millones de acres, un sitio del patrimonio mundial de la Unesco de bosque tropical que alberga a los gorilas de las tierras bajas del este y, desde 1996, varios grupos armados que luchan por el control de la tierra, los recursos naturales y la política.
Con el tiempo, algunos de estos rebeldes se han mudado del parque a Kavumu, trayendo consigo la amenaza de violencia. Al menos 50 niñas de la aldea de Kavumu, sufren la ola de violencia desde hace más de 3 años: violadas, golpeadas y alejadas de sus familias, las jóvenes aún no ven resultado alguno de la justicia.
- Parte de las afectadas, eran bebés y niñas de edades comprendidas entre 18 meses y 11 años de edad, informa The Guardian.
Hombres en grupo secuestraron a una niña de entre 18 meses y 11 años que estaba en su cama. Éste es el modus operandi de este tipo de bandas: se las llevan durante la noche de sus casas, las violan y las regresan o las dejan en un campo cercano.
Debido a que las niñas son muy pequeñas, sus órganos a menudo están irreparablemente dañados. El fundador y director médico del hospital Panzi, el Dr. Denis Mukwege, dijo que él y su personal a menudo lloran mientras operan a las niñas.
- Debido a las similitudes de los casos reportados autoridades sospechan de un anillo organizado detrás de los ataques.
Daño irreparable
Las niñas que logran salvar de los ataques sexuales tienen un largo camino que recorrer ya que llegarán a la pubertad antes de que ellas y sus familias sepan la magnitud del daño físico y psicológico que se les hace.
"A causa de la destrucción del cuello uterino, no sabemos si sangrarán normalmente o tendrán bebés. No lo sabemos, dije el doctor Neema Rukunghu.
En secreto
Las víctimas y sus familias tienden a mantenerse en secreto. Una de las razones de su silencio es el miedo a las represalias tanto de los perpetradores como de las autoridades.
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Viven con temor de que sus atacantes puedan regresar por ellos, y si no lo hacen corren el riesgo de que vuelvan a secuestrar y violar; como a Yvette, de 11 años que fue ultrajada dos ocasiones distintas, una vez a fines de marzo, la segunda vez en agosto.
"Los demás niños se sienten incómodos y por eso se burlan de ella", señala un psicólogo de Panzi, Justin Cikuru.
Sin justicia
El pueblo está en un profundo trauma, asegura el informe, mientras que la asistencia del gobierno a las víctimas ha sido básicamente inexistente, pues a pesar de que los tribunales han ordenado reparaciones para las víctimas de violación, no se le ha recompensado a un solo sobreviviente ni tampoco han arrestado a ningún agresor.
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