Autoridades sanitarias de Rusia anunciaron este lunes que la vacuna contra el COVID-19 superó la primera fase de pruebas y ésta podría estar lista dentro de 11 meses.
De acuerdo con la directora de la Agencia Federal Médico Biológica (FMBA), Veronika Skvortsova, adelantó que espera más apoyo gubernamental para acelerar el proceso de la creación del retroviral contra el coronavirus.
Además, informó que dos centros de la FMBA están trabajando en medicamentos para tratar la sintomatología del coronavirus SARS-CoV-2.
Se trata del centro científico de inmunología, en Moscú, y el centro científico de medicamentos de Alta Pureza, en San Petersburgo", dijo Skvortsova.
Indicó que los empleados de la FMBA trabajan duro para que el país reciba las pruebas y medicamentos contra el coronavirus en el menor tiempo posible.
Por otra parte, el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, ya había anunciado anteriormente que la Agencia Federal Médico Biológica estaba enfrascada en el desarrollo de varios prototipos de fármacos contra el coronavirus.
La pandemia del nuevo coronavirus COVID-19 trastorna a los servicios de inteligencia occidentales, que deben redoblar la vigilancia, en especial con relación a China y Rusia, mientras los gobiernos se concentran casi exclusivamente en el combate sanitario.
COVID-19, un desafío para los servicios de inteligencia occidentales
A medida que el mundo confina a sus habitantes y cierra las fronteras para frenar el avance de la pandemia, los servicios enfrentan un doble problema: reorganizarse para evitar que el nuevo coronavirus COVID-19 en sus filas y enfrentar el masivo aumento del volumen de información en internet, ya sean contenidos oficiales o no, confidenciales o abiertos, exactos o falsos.
- Los servicios alternan en sus sedes equipos para combatir la desinformación organizada y los ciberataques.
- Pero fuera de las bases, los agentes funcionan, según la jerga militar, en "modo degradado".
Las mensajerías militares son suficientemente encriptadas para ser utilizadas desde el domicilio de los agentes, explica un exespía francés de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), pero no permiten el acceso a las bases de datos más sensibles.