La pandemia del coronavirus COVID-19 ha provocado la muerte de al menos 100 mil personas en Europa. De esta forma, el viejo continente se convierte en una de las zonas más afectadas en el mundo por dicha enfermedad, así lo señalan datos de la Universidad Johns Hopkins.
En el mundo se registran por lo menos 162 mil 32 fallecimientos, de los cuales, 100 mil se han registrado en el continente europeo. La mayoría los suman Italia, España y Francia, que tienen un total de 23 mil 227 muertes, 20 mil 453 y 19 mil 323, respectivamente.
Las restricciones a las salidas de los hogares fueron las medidas más comunes en el continente, que en algunas regiones comienzan a relajarse. Los integrantes de la Unión Europea no pudieron acordar un paquete de medidas durante la pandemia, aunque sí para lograr la salida de las medidas y el regreso a la vida cotidiana, pero de forma escalonada.
Cada país va definiendo su proceso a la normalidad
Por ejemplo, Italia mantiene las restricciones, Francia decidió extenderlas hasta el 11 de mayo, Reino Unido ha estipulado que aún no cuenta con una fecha definitiva, mientras Alemania comienza a relajarlas, aunque la mayoría hasta el 4 de mayo.
Austria, República Checa y Dinamarca han optado por avanzar a un modelo más relajado con vigilancia para evaluar el regreso a las actividades regulares, sobre todo las económicas.
Problemáticas que enfrentan los países europeos
En su mayoría, es el freno a las actividades productivas, lo que ha propiciado que muchas personas se queden sin trabajo y sustento, aunque los gobiernos nacionales han intentado frenarlo con préstamos o fondos para el rescate.
Gran parte de las naciones vieron sobrepasada su capacidad hospitalaria, lo que significó una reestructuración de sus sistemas de salud, como el empleo de hospitales privados en Reino Unido, el traslado de pacientes desde Francia a Alemania, así como el aumento de las capacidades hospitalarias, como en España, donde se utilizó el espacio de la Feria de Madrid para constituir un hospital temporal para nuevos pacientes.
Estados Unidos se ha convertido en el epicentro de la enfermedad, mientras los países más graves de Europa se recuperan poco a poco de la crisis de salud general y hospitalaria, aunque se espera que una crisis económica presente nuevas complejidades para el continente.