Muchos migrantes indocumentados enfermos de COVID-19 en Estados Unidos se niegan a ir al hospital hasta último momento, esto por temor a que se consideren una "carga pública" para el Estado y se les impida legalizar su estatus migratorio en el futuro.
En Nueva York, epicentro de la pandemia en Estados Unidos y donde han muerto casi 20 mil personas, los latinos y las personas de color son las mayores víctimas del COVID-19, con tasas de mortalidad que casi duplican las de la población blanca.
Para los 11 millones de hispanos indocumentados en aquel país la situación es especialmente dura. Muchos son trabajadores esenciales y están más expuestos al contagio de COVID-19. Solo 16% puede trabajar desde casa, de acuerdo con el Departamento de Trabajo de Estados Unidos.
Además, ese sector poblacional tienen un alto porcentaje de enfermedades crónicas sin atender que implica mayor mortalidad. Entre los padecimientos que sufren están:
- Asma
- Diabetes
- Hipertensión
La situación empeora para los migrantes ante la pandemia de COVID-19 pues no tienen seguro médico, muchos no hablan inglés, lo cual les dificulta obtener información.
Y ante la crisis de empleo que enfrenta la Unión Americana a consecuencia de las medidas de aislamiento por COVID-19, lo migrantes tampoco reciben seguro de desempleo o el bono de mil 200 dólares que el gobierno Federal aprobó para paliar la crisis, aunque paguen impuestos y vivan hace décadas en aquel país.
Aunque la policía migratoria (ICE por sus siglas en inglés) asegura que no está haciendo arrestos en hospitales salvo excepciones, "definitivamente existe ese miedo", dijo, para agencia de noticias AFP, Jae Young Kim, de la asociación Legal Services, que otorga asesoría legal gratuita a inmigrantes en el Bronx.
Kim explicó que los clientes están preocupados específicamente por la nueva política de "carga pública" de Donald Trump, que les niega permisos de trabajo si acceden a recursos públicos como atención médica de emergencia a través del seguro Medicaid.