La crisis del COVID-19 ha afectado a toda la ciudad de Nueva York, pero ha golpeado con particular dureza a los distritos pobres y de gran presencia de inmigrantes donde mucha gente vive en una misma casa, indican nuevos datos.
En el distrito de Queens, las zonas de Jackson Heights, Elmhurst y Corona tienen especialmente mayor número de enfermos de coronavirus en total y per cápita que en zonas más acaudaladas y de población blanca, como Manhattan y Brooklyn, según datos difundidos el miércoles por el departamento de salud de la ciudad.
Los que viven en la zona postal de Queens justo al sur del Aeropuerto LaGuardia son aproximadamente cuatro veces más vulnerables a dar positivo a la enfermedad que en zonas gentrificadas de Brooklyn.
Las cifras demuestran algo que desde hace muchos días se ha hecho patente en el Hospital Elmhurst, el único centro médico que atiende a la zona de Queens donde hay mayor cantidad de infecciones.
Las largas filas de personas a la espera de tratamiento y de pruebas a la entrada del hospital se han convertido en una de las imágenes emblemáticas de la pandemia, al igual que los relatos de los fallecimientos en las saturadas salas de la instalación.
Hay personas que no pueden hacer distanciamiento social
Al ser preguntado sobre la disparidad en las cifras, el doctor Mitchell Katz, director del sistema hospitalario municipal, afirmó que ello probablemente se debe a que en esos distritos mucha gente vive bajo un mismo techo.
Sabemos que en Queens muchas familias, debido a su pobreza, viven todos bajo un mismo techo. De tal manera que mientras en otras partes de la ciudad la gente está practicando el distanciamiento social, allí muchas familias viven en un mismo apartamento pequeño. Es por eso que es fácil entender la propagación del COVID allí", afirmó el doctor Katz.
En la mayoría de la gente, el nuevo coronavirus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. En algunas personas, sobre todos los adultos mayores y las que padecen trastornos de salud subyacentes, puede provocar enfermedades más graves, como la neumonía, e incluso la muerte.