Países de todo el mundo han gastado miles de millones de dólares rescatando a empresas afectadas por el brote de coronavirus. Los cocaleros de Perú, que cultivan la tupida planta utilizada para producir cocaína, dicen que también quieren ayuda en contexto de una crisis comercial fuera de lo común.
Los precios de la hoja de coca vendida a bandas de narcotraficantes cayeron 70% desde que Perú entró en cuarentena por COVID-19 el mes pasado, según Julián Pérez, jefe de una organización local de productores, quien agregó que sus miembros atienden al mercado legalmente regulado de coca de Perú, pero reconoció que algunos productores venden en el mercado negro.
- Las autoridades peruanas dicen que más del 90% de la cosecha de coca del país andino se destina a traficantes que ahora luchan por mover el producto.
Un problema para la mafia internacional
El brote de coronavirus revolucionó las industrias en todo el mundo y el narcotráfico no se libró. Desde las tierras de los cárteles a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México y los verdes campos de coca de los Andes, hasta los vendedores minoristas en Londres y París, los traficantes están lidiando con muchos de los mismos problemas que las empresas legítimas
En tres continentes, la agencia de noticias Reuters habló con funcionarios encargados en narcóticos, diplomáticos y personas involucradas en el tráfico ilícito. Describieron un sector que experimenta cadenas de suministro rotas, retrasos en entregas, trabajadores descontentos y millones de clientes en cuarentena.
- También, dieron una ventana a la innovación y al oportunismo, características de los bajos mundos criminales.
- Latinoamérica es el epicentro de un comercio mundial de drogas de unos 650 mil millones de dólares al año.
- Las organizaciones obtienen ganancias produciendo y transportando cocaína, marihuana, metanfetaminas, heroína y fentanilo.
La interrupción en el comercio elevó precios de productos químicos importados, como la efedrina, necesaria para fabricar metanfetamina, una pieza importante en el mundo del narcotráfico. Un cierre parcial de la frontera entre Estados Unidos y México para frenar la propagación del coronavirus complicó la distribución, según dos miembros del Cartel de Sinaloa.