Luego de más de dos meses de aislamiento, Codogno, Italia, la primera ciudad de Europa que tuvo que ser confinada por el coronavirus la vida vuelve gradualmente a la normalidad. Aunque las cicatrices dejadas por la pandemia tardarán en sanar.
En la ciudad de 15 mil habitantes, la población finalmente vuelve apasear en bicicleta; sin embargo, todos lo hacen con mascarillas, tras el levantamiento del encierro.
El sol brilla sobre las antiguas plazas y terrazas, y las tiendas, los restaurantes, las cafeterías y peluquerías de toda Italia pudieron abrir desde el lunes y el país emerge lentamente de un bloqueo total que paralizó su economía para frenar una pandemia de coronavirus que ha causado la muerte de más de 32 mil personas.
La plaza principal de Codogno, se llenó de vida tras el aislamiento por coronavirus y se podían ver a algunos grupos de jóvenes en las cafeterías al aire libre tomando café y helado mientras las campanas de la iglesia convocan a la gente a misa.
"Descubrir que el virus del que habíamos oído hablar en China estaba aquí tuvo fuerte impacto psicológico entre nosotros. Parecía algo muy lejano y, en cambio, estaba aquí, entre nosotros ", Maria Luisa Brizzolari, abogada de 46 años.
El sacerdote Iginio Passerini, de 72 años, pudo volver a celebrar la misa y acompañó a sus fieles desde su iglesia, está convencido de que la gente no olvidará fácilmente el brote de coronavirus que golpeo gravemente la ciudad.
La ciudad del brote
Codogno se convirtió en la primer región en estar en aislamiento por el brote de coronavirus, y, tal vez, con ello cargue por un largo tiempo.
"Me han dicho que hay personas que quieren ver dónde comenzó todo. Pero Codogno es simplemente una ciudad normal, como las otras. Codogno va a estar vinculada siempre al coronavirus, pero también a la resistencia de su población", Maria Luisa Brizzolari, abogada de 46 años.
Ronda el temor de que la flexibilización de las estrictas medidas permita que se propague de nuevo el virus, y todos temen que se decrete de nuevo el bloqueo.
"Tienen miedo de volver al confinamiento, temen el contacto con las personas, de que todo vuelva a suceder", confesó Laura Sbardi, camarera, de 25 años.
Para el comerciante Cesare Gambazza, la gente está demasiado relajada. "Creen que todo ha terminado, pero no lo sabemos", advirtió.
Fanny Zafferri, una enfermera de 54 años que trabajó con pacientes con coronavirus al inicio del brote, rememoró esos primeros días "caóticos y aterradores" en el hospital y teme pasar de nuevo por esa experiencia.
"La verdad es que tengo miedo por el comportamiento de la gente. Estaba mejor durante el encierro", Fanny Zafferri, una enfermera de 54 años.