Al dirigirse a la cumbre del Grupo de los 20 (G20) que se celebrará este viernes en Buenos Aires, Argentina, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, esperaba un respiro de las protestas realizadas en París por los chalecos amarillos , pero al llegar al aeropuerto albiceleste lo recibieron hombres con esta misma prenda.
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La primera persona que saludó a Macron fue un empleado del aeropuerto vestido con un chaleco amarillo; el líder francés estrechó la mano del trabajador, que abrió la puerta del avión, antes de que él y su esposa Brigitte Macron recibieran el saludo oficial de la vicepresidenta de Argentina Marta Gabriela Michetti.
Ironías de la vida política
Los chalecos amarillos , vestimenta utilizada por los trabajadores de los servicios de emergencia de Francia, se convirtieron en un símbolo de las cada vez más y más enérgicas protestas en el país galo, desatadas por un incremento en los impuestos al combustible: algo así como gasolinazos a la francesa.
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Con estas políticas energéticas, Macron espera reducir las emisiones de carbono y enfrentar el reto a largo plazo de aportar positivamente al cambio climático, pero los manifestantes aseguran que las familias de bajos ingresos son las más afectadas con estas modificaciones.
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