La Universidad de Oxford comenzó en Brasil los ensayos clínicos en humanos de una potencial vacuna contra el coronavirus, dijo el patrocinador del proyecto, Lemann Foundation, en un comunicado.
Los ensayos incluyen a 2 mil voluntarios trabajadores de la salud de Sao Paulo y a otras mil personas en Río de Janeiro.
El regulador sanitario de Brasil, Anvisa, aprobó los ensayos clínicos de la potencial vacuna, desarrollada por la Universidad de Oxford con el respaldo de la farmacéutica AstraZeneca Plc, a inicios de junio.
Brasil, donde la enfermedad avanza aceleradamente, es el primer país fuera de Reino Unido que se somete a ensayos de la vacuna elaborada por la universidad. Los investigadores esperan lanzar la vacuna al mercado a fines de este año.
Brasil suma 1.1 millones de casos desde que comenzó la pandemia, al tiempo que las muertes llegan a 51 mil 271, según los más recientes datos. El país sudamericano es segundo en el mundo en cuanto a número de contagios y fallecimientos por el virus, solo detrás de Estados Unidos.
Indígenas de Brasil huyen de sus aldeas
Solo cinco de las 32 de las familias de la aldea de Cruzeirinho permanecen allí. Las demás huyeron a la selva de la Amazonía, para protegerse de la pandemia de coronavirus.
El COVID-19 ha puesto en guardia a las comunidades indígenas, de unos 900 mil miembros (0.42% de la población), históricamente vulnerables a enfermedades importadas.
En la reserva de Umariaçu, los ticunas prohibieron el ingreso de forasteros y bloquearon la entrada a su comunidad, ubicada a las afueras de Tabatinga, ciudad fronteriza con Colombia.
La decisión fue tan difícil como necesaria para los 7 mil pobladores de la reserva, explica el cacique Sildonei Mendes da Silva.
Entre los pueblos originarios, más de 7 mil 700 indígenas han sido contagiados y casi 350 han fallecido, según datos de la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), que acusa al gobierno del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro de "no hacer nada" para proteger a estas comunidades.