Más de cinco mil personas en Filipinas viven al "filo de la navaja". Sus casas, animales y fuente de trabajo están a los pies del volcán Taal, en Filipinas, considerado como el segundo más activo del país.
El pasado 14 de enero, las familias, que llegaron a echar raíces en un lugar en donde los asentamientos humanos están prohibidos, desalojaron la zona tras advertencias de una erupción del volcán.
- En lanchas dejaron, tan sólo horas antes, todo lo que han construido para resguardarse de la fuerza del volcán.
Desde 1960 la isla donde permanece el volcán fue declarada zona de peligro, y aunque tiempo después fue considerado parque nacional, que implica que está prohibida la presencia de asentamientos permanentes, no se respeta la norma.
Para miles de familias que sortean, además del peligro que representa el volcán, deslizamientos de tierra, inundaciones y tifones, lejos quedan las reglas de las autoridades, que tras la erupción de principios de año prohibieron regresar a la zona.
Un hombre que regresó para ver cómo estaban sus cerdos, fue de los primeros en atestiguar los estragos en la comunidad, y afirmó que reinaba una devastación total tras la erupción del volcán.
Casi todo fue destruido. Si alguien se quedaba, hubiera muerto sin ninguna duda", Christian Morales, habitante de la zona.
Aunque no se declararon pérdidas humanas por esta ocasión, la historia de los asentamientos irregulares tiene pasajes trágicos, como la de 1965 cuando el volcán hizo erupción devastando los pueblos y matando a más de 200 personas.
La pobreza: factor que combate el miedo al volcán
Pese al miedo que se puede sentir por vivir a los pies del volcán con gran actividad, la pobreza, la falta de tierras y la desesperación son parte de las circunstancias que llevan a las personas a vivir en peligro constante.
En una zona que parece ser tierra de nadie (más de los que se arriesgaron a vivir ahí), encontraron en el turismo una fuente de empleo, a pesar de la actividad volcánica.
De acuerdo con Gerry Natanauan, alcalde de Talisay -que tiene jurisdicción sobre dos de los cuatro pueblos de la isla-, el turismo genera unos 314 mil dólares anuales a los isleños; es decir, casi seis millones de pesos.
Con la reciente erupción del volcán, a los lugareños probablemente les tome años reconstruir sus vidas, pues muchos perdieron sus viviendas, sus granjas y sus lanchas.