Telarañas, fantasmas y payasos temibles inundan Halloween en forma de disfraces, decoraciones o películas de terror.
¿Pero por qué disfrutamos las historias terroríficas, con personajes siniestros y profusión de sangre?, los motivos son distintos pero la sensación es la misma: el miedo.
La razón científica por la que a muchas personas les gusta que en Halloween los asusten es porque nos agradan las emociones fuertes siempre y cuando estemos seguros.
El miedo es una emoción que nos hace sentir bien y genera diferentes reacciones en nuestro cuerpo.
El cerebro y sus reacciones al miedo
Las causas del miedo han ido evolucionando durante miles de años en pos de la supervivencia, cuando hay una amenaza genuina el cuerpo responde liberando sustancias como la adrenalina que nos prepara para defendernos o huir.
La amígdala cerebral tiene forma de almendra y es la que responde al miedo. Cuando la persona se ve expuesta a una amenaza el pulso se acelera, aumenta la presión sanguínea y los órganos no vitales se ralentizan.
Entonces se activa el hipocampo la parte inteligente que nos dice si debemos sentir miedo real o pura emoción.
Esta sensación energizante puede ser la por la que nos gusta simular con situaciones temibles como las películas de terror, ya que durante ese momento el estar alertas nos hace olvidar los problemas cotidianos.
También tiene que ver con que nos hace sentir humanos y experimentar una emoción intensa como el miedo con otras personas genera lazos porque somos personas sociales.
Esta es la explicación científica de por qué nos encantan los sustos de ficción.
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