Esta broma evidenció que en las calles de Estados Unidos no hay muchas personas honradas, pues al dejar un bolso olvidado, inmediatamente corren a hurtarlo.
Sin embargo, los amantes de lo ajeno se llevan una desagradable sorpresa cuando lo abren, pues una carga de pintura explosiva les cae directo en la cara.
Con este experimento social, los bromistas quisieron demostrar que no es bueno tomar cosas ajenas.