Corría el año de 1933 y el nombre de Diego Rivera ya era conocido en todo el mundo. Tanto que el famoso millonario Nelson Rockefeller le pidió pintar un mural en el vestíbulo del entonces recién inaugurado Centro Rockefeller, pues su madre, Abby Rockefeller, era una gran admiradora del muralista.
El pintor ideó entonces El hombre en el cruce de caminos, un mural lleno de simbolismos y un fuerte contenido comunista, inspirado en la Unión Soviética, creada en 1917.
El hombre en el cruce de ideologías
Rivera incluyó a personajes representativos de la ideología comunista: León Trotsky, Vladimir Lenin y hasta el mismísimo Karl Marx, causando el enojo de su mecenas, pues en ese entonces comenzaban los choques entre el capitalismo estadounidense y el socialismo soviético.
Nelson Rockefeller pidió a Diego Rivera que reemplazara la cara de Lenin por la de cualquier otro obrero anónimo, pero el pintor se negó:
Prefiero estar muerto que mutilar mi obra, pero le propongo una salida ecuménica: ¿por qué no ponemos del otro lado a alguna especie de héroe para Estados Unidos y el mundo capitalista como puede ser Abraham Lincoln?. Diego Rivera
El empresario se negó y la noticia se convirtió en escándalo: uno de los más grandes muralistas peleado con uno de los más grandes millonarios. Rivera y su esposa, Frida Kahlo, decidieron organizar un mitin en Nueva York, portando pancartas con leyendas como Larga vida a Lenin.
Los intentos no rindieron frutos, y a pesar de que Diego concluyó el mural el 22 de mayo de 1933, los Rockefeller lo mandaron cubrir inmediatamente con una lona. Posteriormente fue destruido, lo que el artista calificó como Vandalismo cultural.
La redención de Rivera
Pero ese no era el final del mural que se resistía a dejar de existir. Para fortuna del pintor, uno de sus asistentes fotografió todo el proceso de construcción del mural, por lo que por encargo del Palacio de Bellas Artes lo pintó en uno de los muros del segundo piso.
De enero a noviembre de 1934, Rivera trabajó en la reconstrucción de su mural, ahora con el nombre de El hombre controlador del universo (podría ser incluso un guiño al control de Rockefeller ejercido sobre su obra), con un tamaño menor al original.
Larga vida al mural
El hombre controlador del universo está compuesto por tres secciones:
- En el centro aparece un obrero operando una máquina, la cual controla al universo.
- A la izquierda aparece la sociedad capitalista a través de la representación de Charles Darwin, además de simbolismos que representan la lucha de clases propia del capitalismo de la que hablaba Marx.
- En el lado izquierdo está la parte contraria: el socialismo, representado por Karl Marx, Vladimir Lenin y León Trotsky, acompañados de obreros reunidos en la Plaza Roja de Moscú.
El mural que Nueva York se perdió puede ser apreciado aún en los pasillos del Palacio de Bellas Artes, por lo que no tienes que gastar miles de pesos para viajar al Centro Rockefeller para verlo. Puedes darte una vuelta en estos días y recordar así al gran pintor y muralista, quien este 8 de diciembre cumpliría 131 años.
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