Stanley Kubrick nunca ganó un Óscar a Mejor Director, pero su trabajo marcó un hito en la forma de crear cine y ahora es considerado uno de los directores más influyentes del siglo XX.
- Este 7 de marzo se conmemora el 20 aniversario luctuoso del director que cambió el cine con la precisión técnica, el perfeccionismo y el simbolismo dentro de sus películas
Por ello, seleccionamos siete películas de Kubrick que todo cinéfilo debe conocer:
El beso del asesino (1955)
Un par de años antes de que saltara a la fama con su filme Espartaco, Kubrick dirigió El beso del asesino, trabajo de apenas 35 minutos en el que narra la historia de Davey, un boxeador neoyorquino que se mete en problemas cuando protege a su vecina Gloria, una bailarina de Rapallo, su jefe mafioso. En este filme, Kubrick comenzó a delinear su estilo que, en palabras de su amigo y biógrafo Michael Herr:
En diez segundos podemos darnos cuenta de lo fascinado que estaba con el medio, de lo increíblemente hábil que era, llenando cada escena de ideas, ambición y la consabida mezcla de exactitud clínica y continua irrealidad que constituía su firma".
Dr. Strangelove (1964)
Era plena Guerra Fría y el mundo se dividía entre el comunismo de la Unión Soviética y el capitalismo de Estados Unidos. En este contexto, Kubrick decidió tomar la novela de Peter George, Red Alert, para adaptarla al cine.
El filme narra los planes del general de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Jack D. Ripper (en clara alusión al asesino serial Jack The Ripper), quien busca iniciar una guerra nuclear con la Unión Soviética. Sin embargo, sus planes se frustran por el Dr. Strangelove, un excientífico nazi que sabe que comunistas cuentan con un "Dispositivo del Fin del Mundo", el cual se activará si detectan un ataque nuclear en su territorio, destruyendo a toda la humanidad.
2001: Odisea del espacio (1968)
Esta película marcó un antes y un después para el cine de ciencia ficción, al grado de que se convirtió en una película de culto para los amantes de este género. Los efectos especiales creados por Kubrick le valieron el único Óscar que obtuvo.
Además de la complejidad técnica, 2001: Odisea del espacio, destaca por el profundo cuestionamiento hacia la naturaleza humana, el futuro de la misma y cómo se ha configurado a lo largo de la historia.
La naranja mecánica (1971)
Pocos son los filmes basados en libros que los igualan, o incluso son mejores. Este es el caso de La naranja mecánica, que aunque el autor del libro, Anthony Burgess, detestó la película, la crítica y el público no pensaron lo mismo.
En La naranja mecánica Kubrick construyó una sociedad distópica en la que el joven Alex DeLarge se ve obligado a pasar por un "tratamiento" para dejar de delinquir y hacer a un lado su conducta ultraviolenta. El director le dio un final completamente distinto al eliminar el último capítulo del libro, que daba una esperanza redentora para el protagonista a fin de abrir paso a un desenlace abierto a la interpretación del espectador.
El resplandor (1980)
Kubrick fue experto en adaptar varias novelas para crear películas; en ocasiones, los autores de los libros no aclamaban el trabajo del cineasta por las libertades que se tomaba en adaptar. El resplandor es otro caso, pues aunque no le gustó a Stephen King, la obra de Kubrick le valió para que se convirtiera en una de las mejores películas de terror, fuente de inspiración para múltiples homenajes posteriores.
En El resplandor, Jack Torrance, un escritor exalcohólico, acepta un puesto como vigilante de invierno en un solitario hotel de alta montaña para ocuparse del mantenimiento. Al llegar ahí, los únicos habitantes serán él, su esposa y su hijo, además del jefe de cocina, Dick Hallorann. Sin embargo, este aislamiento comienza a provocar alucinaciones en Jack, quien persigue a su esposa e hijo.
Cara de guerra (1987)
Este filme es considerado una obra maestra sobre la Guerra de Vietnam. De acuerdo con el propio Kubrick, fue su respuesta a Rambo, ya que la película de Sylvester Stallone glorificaba la guerra.
Pero detrás del espíritu bélico, Kubrick quiso retratar el intenso entrenamiento al que los soldados son sometidos, incluidos los abusos, y las crisis emocionales que pueden sufrir al convertirse en asesinos.
Ojos bien cerrados (1999)
Esta fue la última película hecha por Kubrick, quien ya tenía una carrera consolidada en Hollywood y contó con las actuaciones de Nicole Kidman y Tom Cruise. En Ojos bien cerrados, el director creó una atmósfera enigmática que desdibuja el límite entre realidad y sueños de la pareja protagonista, un matrimonio que es invitado a una fiesta y comienza a vivir experiencias (literal o metafóricamente) fuera de la realidad.