Triunfa mexicana como reina de las tortillas en Argentina
“Las tortillas de Pancho Villa” se producen con nixtamalización.
Hace cinco años, a la veracruzana Gabriela Setien Villar se le ocurrió que podría fabricar tortillas de manera casera en Argentina, pero bien hechas, a partir del complicado y ancestral proceso de nixtamalización que inventaron las culturas prehispánicas y que ahora está al borde de la extinción.
Hoy, lo que comenzó como un pequeño emprendimiento en su casa se convirtió en un negocio que se consolida bajo el nombre de “Las tortillas de Pancho Villa”. Su producción diaria fluctúa entre 720 y mil 800 tortillas en una mini fábrica al estilo mexicano, pero ubicada en las afueras de Buenos Aires.
El preciado alimento, indispensable en la gastronomía mexicana pero que es cada vez más demandado en Argentina, sirve para surtir a 40 restaurantes que son clientes fieles de Setien Villar, quien lleva adelante la microempresa con el apoyo de su marido, Pablo Schidlowski.
Esta historia comenzó en 2001, cuando la mexicana y el argentino se conocieron en Toronto, a donde ambos habían ido a probar suerte, y se enamoraron. Tiempo después se mudaron a Buenos Aires con la promesa de un trabajo que le hicieron a él y que jamás se concretó.
Setien Villar acondicionó su tortillería en la localidad de San Martín, en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, y en donde no dejan de moverse cuatro jóvenes empleados que preparan las tortillas en diferentes máquinas.
“Soy como la reina del sur... pero de las tortillas”, explica entre risas esta mujer de 44 años y corto cabello oscuro que destila por todos los poros la amabilidad que tantas puertas les abre a los mexicanos en el extranjero.
Extrovertida, como buena veracruzana, de Córdoba, Setien Villar descansa un rato de la toma de pedidos telefónicos para contar que cuando llegó a Buenos Aires de inmediato buscó tortillas, pero sólo encontró a vendedores mayoristas.
“No estaban mal hechas, pero eran muchas, aunque no son como las de México porque aquí el maíz no es el mismo, debemos ser conscientes de que las tortillas a fuerza van a ser diferentes si las preparamos en otros países”, afirma.
Para llegar a ser una experta en la elaboración de tortillas tuvo que estudiar todo lo que pudo en Internet y preguntar y repreguntar a su familia y amigos mexicanos, hasta que, a fuerza de experimentos, logró nixtamalizar, moler y elaborar un producto digno pero sobre todo, sabroso.