Sesión solemne en Cámara de Diputados por centenario de Octavio Paz
Así comenzaron las celebraciones por el centenario de su natalicio.
El nombre del Premio Nobel de literatura, el mexicano Octavio Paz, tomó fuerza entre los muros del salón de sesiones del Palacio Legislativo de San Lázaro al comenzar las celebraciones por el centenario de su natalicio.
Imágenes del poeta reflejados en los tableros electrónicos recibieron a su esposa Marie José Tramini viuda de Paz, quien a paso lento avanzó por el pasillo central del salón de sesiones, donde la esperaba el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, José González Morfín.
Poco después de las 11:00 horas comenzaron los festejos por el centenario del poeta mexicano. La diputada Sonia Rincón Chanona citó algunos párrafos de Canción Mexicana, poema en el que el Premio Nobel de Literatura expresa su interés por la Revolución:
Recordó que el escritor nació en el año más violento de la Revolución, cuando los muchos “Méxicos” que conforman la nación se conocieron, se reconocieron y se fundieron en un abrazo sangriento que proyectó el país actual.
La representante de Nueva Alianza citó también que la muerte alcanzó al poeta en los albores de la democratización, que tanto promovió con sus críticas, con sus ideas y sus ejemplos.
El siglo de Octavio Paz, dijo, fue el tiempo de los fanatismos ideológicos, de la lucha por la democracia, del debate intelectual y la pasión por transformar la vida pública.
Su pensamiento lo acreditó como protagonista en las disputas más intensas del siglo XX, y por ello hoy el Poder Legislativo rinde justo homenaje “al mexicano más universal, al hombre de letras que profundizó en el ser de un país trágico y generoso”.
Este homenaje, enfatizó, es también una reivindicación del pensador que ejerció la crítica sin concesiones, sin importarle que sus cuestionamientos provocaran reacción de los fanáticos, sin detenerse a calcular rencores que genera la palabra transparente y firme.
Rincón Chanona recordó que hubo quienes intentaron minimizar la obra de Octavio Paz o distorsionar su pensamiento, con “etiquetas como la de ser el intelectual de la derecha o el defensor del régimen”, que han caído con el peso de la historia.
Manifestó siempre la necesidad de que los intelectuales y los políticos, la letra y el centro, tuvieran la visión histórica de conciliar los principios de igualdad y libertad; pues sin justicia social las libertades están incompletas y la democracia no echa raíces.
Su discurso al recibir el Premio Nobel de Literatura fue para reiterar la sensación que tenía desde su juventud: la insatisfacción ante el mundo y la necesidad de cambiarlo.
Igual en 1994, cuando habló del movimiento indígena armado en Chiapas; cuando reprobó la violencia y se declaró conmovido por la intensidad de sus reclamos; o al poner en juego su prestigio literario y autoridad moral para criticar al régimen y desencadenar la democratización en México, afirmó.
Luego, el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, dio lectura al mensaje de Marie José Tramini:
“Uno de los conceptos más caros de Octavio Paz fue el de la pluralidad; el del concierto de voces y correspondencias que constituyen nuestro mundo. No una idea única y central, sino una diversidad armónica. No una verdad, sino varias versiones de la realidad. No un monólogo, sino una conversación.”
Apostó por la pluralidad y el contrapunto y esa decisión le costó que los poderes lo miraran con recelo; que no supieran qué hacer con sus disensos y su defensa de la liberad.
“Hoy se le honra en la Cámara de Diputados y el círculo se cierra. Su voz puede sonar aquí y allá como la del individuo libre y valiente que siempre fue. Hoy se le desagravia.”