Enfoco. Un viernes en la Glorieta de Insurgentes
La gente la ha hecho suya, un espacio propio.
Van y viene, algunos con tiempo otros de prisa, salen y entran de las gargantas del Metro, se escabullen por toda la plaza, si la lluvia sorprende apresuran el paso para evitar un chapuzón, buscan el refugio más próximo, prefieren las palmeras que los nauseabundos túneles peatonales.
Miles de personas de todas las clases sociales, edad y nacionalidades se reúnen en este espacio vital, para la vida cotidiana de la ciudad, pero los viernes en especial la Glorieta de Insurgentes es sui géneris, la gente la ha hecho suya, un espacio propio, un espacio donde sentarse, un espacio donde observar.