Una segunda oportunidad para supervivientes del tsunami en Indonesia

AFP Indonesia 18-12-2014 10:50

Una historia de vida, de valor y de amor.


Rusli Abdul Rahman y Fardhiah llevaban años siendo vecinos cuando ambos perdieron a sus parejas y a sus ocho hijos en el tsunami que devastó la provincia indonesia de Aceh hace 10 años, pero la vida les dio una segunda oportunidad.

Se casaron, el uno con el otro, y más tarde tuvieron un hijo, como tantas otras familias reformadas después del desastre natural del 26 de diciembre de 2004, que dejó 220  mil muertos en varios países del océano Índico en el sureste asiático.

Fardhiah, de 50 años y que como numerosos indonesios solo tiene un nombre, vive ahora en una casa, rodeada de fotos de miembros de su familia desaparecidos en el tsunami. Hizo su duelo durante meses hasta que un día se dijo: "Tengo que empezar una nueva vida. A lo mejor Dios me salvó para que sea útil a otra gente".

Las gigantescas olas del tsunami rompieron el fuerte tejido social que existía en Aceh e incitaron a los supervivientes a unirse para hacer frente al enorme infortunio, en particular a través del matrimonio.

Casi 170 mil personas murieron en Indonesia, en su gran mayoría en Aceh, en el extremo norte de la ciudad de Sumatra, víctimas de olas de hasta 35 metros de altura.

La formación de nuevas familias fue para muchos supervivientes una forma eficaz de "curar el trauma y superar la pena causada por la pérdida de sus allegados", explica Muhamad Zubedy, que trabajó en Aceh para Unicef, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.

Otros, como el obrero Syukri, socorrieron a huérfanos del tsunami. Recorriendo desesperadamente las zonas devastadas por la catástrofe, con la esperanza de encontrar a su hermano desaparecido, Syukri encontró un bebé enfermo de menos de un año.

"Lo descubrí entre unos matorrales con la barriga y la cabeza hinchadas, y heridas en el cuerpo", cuenta este hombre de 45 años. Se lo llevó a casa y ahora forma parte de su familia, junto con su esposa y sus otros hijos.

Pero este caso también ilustra como el trauma del pasado puede volver a surgir en cualquier momento, porque Syukri no le reveló a su hijo que era adoptado hasta la reciente entrevista en su casa.

"Guardé el secreto porque tenía miedo de que estuviera decepcionado, pero ha llegado la hora de decirle la verdad", dijo el padre adoptivo desatando el llanto de su hijo.

A veces, estas recomposiciones crearon dificultades cuando los supervivientes se reencontraron años después con familiares a los que creía muertos.

Raudhatul Jannah fue arrastrada por el tsunami a los cuatro años y su familia la dio por muerta. Pero en agosto pasado su tío la encontró en un pueblo y la reunió con sus padres, que estuvieron encantados de reunirse de nuevo con ella. Pero la anciana que la crió durante 10 años perdió de repente a la hoy adolescente.

En conjunto, la acogida o adopción de supervivientes del tsunami por nuevas familias fue bien recibida después de la catástrofe que obligó a decenas de miles de personas a vivir durante meses hacinados en campamentos, dependientes de las agencias encargadas de gestionar la ayuda internacional.

"En esa época vivíamos al día a día y no pensábamos tener un futuro", recuerda Anisah, una mujer cuya familia sobrevivió al tsunami y acogió a tres hijos, uno de ellos huérfano, que tenía que alimentar con los 20 dólares semanales que ganaba su marido pescador.

Los supervivientes apreciaron en su mayoría la oportunidad de iniciar una nueva vida, como Wahidah, una mujer de 30 años que se volvió a casar después de haber perdido a su marido en la tragedia.

"Hemos llegado hasta aquí", dice. "Espero simplemente que no haya otro tsunami para arruinar esta segunda oportunidad de vivir con nuestra nueva familia".